Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
controlar los rebotes con las piernas, así. —Y remedó el movimiento que había<br />
hecho.<br />
Shen negó con la cabeza. No iba a intentar hacer una pirueta estúpida como<br />
esa. Pero un chico <strong>de</strong>spegó, no con tanta velocidad como lo había hecho En<strong>de</strong>r,<br />
porque no empezó dando una voltereta, pero sí con suficiente velocidad. En<strong>de</strong>r no<br />
necesitaba verle la cara para saber que era Bernard. Y, justo <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> él, su<br />
mejor amigo, Alai.<br />
En<strong>de</strong>r los vio cruzar la enorme sala, Bernard forcejeando para orientarse en<br />
la dirección que él consi<strong>de</strong>raba el suelo, y Alai sometiéndose al movimiento y<br />
preparándose para rebotar en la pared. « No es <strong>de</strong> extrañar que Bernard se<br />
rompiera el brazo en el transbordador —pensó En<strong>de</strong>r—. Se tensa cuando vuela.<br />
Tiene pánico» . En<strong>de</strong>r se guardó la información para uso futuro.<br />
Y más información. Alai no había tomado impulso en la misma dirección que<br />
Bernard. Se dirigía a una esquina <strong>de</strong> la sala. Sus caminos divergían más y más a<br />
medida que volaban, y mientras que Bernard hizo un aterrizaje torpe y<br />
estri<strong>de</strong>nte, y rebotó contra su pared, Alai rebotó oblicuamente contra las tres<br />
superficies <strong>de</strong> una esquina, y con ello conservó casi toda su velocidad y salió<br />
<strong>de</strong>spedido con un ángulo inesperado. Alai dio gritos y alaridos, y lo mismo<br />
hicieron los chicos que le observaban. Algunos olvidaron que no pesaban y se<br />
soltaron <strong>de</strong> la pared para aplaudir. Ahora iban a la <strong>de</strong>riva en muchas direcciones,<br />
agitando los brazos, intentando nadar.<br />
« Ese es otro problema —pensó En<strong>de</strong>r—. ¿Qué pasa si te quedas a la <strong>de</strong>riva?<br />
No pue<strong>de</strong>s tomar impulso en ningún sitio» .<br />
Sintió la tentación <strong>de</strong> <strong>de</strong>jarse ir a la <strong>de</strong>riva y tratar <strong>de</strong> resolver el problema<br />
haciendo la prueba. Pero observó a los otros, y no conseguía adivinar qué podía<br />
hacer que los otros no estuvieran haciendo ya.<br />
Sujetándose al suelo con una mano, manoseaba la pistola <strong>de</strong> juguete que<br />
estaba prendida al traje por <strong>de</strong>lante, justo <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l hombro. Entonces se acordó<br />
<strong>de</strong> los cohetes <strong>de</strong> mano que utilizaban los marines cuando se lanzaban al abordaje<br />
<strong>de</strong> una estación enemiga. Sacó la pistola <strong>de</strong>l traje y la examinó. Había apretado<br />
todos los botones en el dormitorio, pero la pistola no había respondido. « Quizá<br />
funcione en la sala <strong>de</strong> batalla» . No había ninguna instrucción. Ninguna etiqueta<br />
en los controles. <strong>El</strong> gatillo era obvio: como todos los niños, había tenido pistolas <strong>de</strong><br />
juguete casi <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su infancia. Había dos botones al alcance <strong>de</strong>l <strong>de</strong>do pulgar, y<br />
varios más a lo largo <strong>de</strong> la parte inferior <strong>de</strong>l cañón que eran casi inaccesibles si<br />
no se utilizaban las dos manos. Estaba claro que los dos botones cercanos al <strong>de</strong>do<br />
pulgar estaban allí para ser utilizados.<br />
Apuntó la pistola al suelo y apretó el gatillo. Notó que la pistola se calentaba<br />
instantáneamente; cuando soltó el gatillo, se enfrió rápidamente. A<strong>de</strong>más, en la<br />
parte <strong>de</strong>l suelo don<strong>de</strong> había apuntado apareció un diminuto círculo <strong>de</strong> luz.<br />
Pulsó el botón rojo <strong>de</strong> la parte superior <strong>de</strong> la pistola y apretó el gatillo otra