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El juego de Ender - Orson Scott Card

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con fuerza, a pesar <strong>de</strong> que sus manos eran más pequeñas que las <strong>de</strong> ella y sus<br />

brazos más esbeltos y enjutos. Por un momento, la cara <strong>de</strong> En<strong>de</strong>r le asustó; luego<br />

se relajó.<br />

—Ah, sí —dijo—, solías hacerme cosquillas.<br />

—Ya no —dijo ella retirando la mano.<br />

—¿Quieres nadar?<br />

Como respuesta, se tiró por un lado <strong>de</strong> la balsa. <strong>El</strong> agua era clara y limpia, y<br />

no tenía cloro. Nadó un rato, luego regresó a la balsa y se tendió en ella bajo la<br />

calinosa luz solar. Una avispa daba vueltas a su alre<strong>de</strong>dor, luego aterrizó en la<br />

balsa junto a su cabeza. Sabía que estaba allí, y normalmente se habría asustado.<br />

Pero no hoy. « Dejemos que se pasee por la balsa, <strong>de</strong>jemos que se cueza al sol,<br />

como yo» .<br />

Entonces la balsa se balanceó, y se volvió para ver a En<strong>de</strong>r aplastando<br />

tranquilamente la vida <strong>de</strong> la avispa con un <strong>de</strong>do.<br />

—Estas son <strong>de</strong> una raza dañina —dijo En<strong>de</strong>r—. Te pican sin esperar a que las<br />

insultes —se sonrió—. He estado aprendiendo estrategias preventivas. Soy muy<br />

bueno. Nadie me ganaba. Soy el mejor soldado que tienen.<br />

—Era <strong>de</strong> esperar —dijo ella—. Eres un Wiggin.<br />

—Que no sé lo que significa —dijo él.<br />

—Significa que vas a cambiar el mundo.<br />

Y le explicó lo que estaban haciendo Peter y ella.<br />

—¿Cuántos años tiene Peter, catorce? ¿Y ya está planeando apo<strong>de</strong>rarse <strong>de</strong>l<br />

mundo?<br />

—Se cree que es Alejandro Magno. ¿Y por qué no habría <strong>de</strong> pensarlo? ¿Por<br />

qué no habrías <strong>de</strong> serlo tú también?<br />

—No po<strong>de</strong>mos ser Alejandro los dos.<br />

—Las dos caras <strong>de</strong> la misma moneda. Y yo soy el metal <strong>de</strong> en medio.<br />

Incluso mientras lo <strong>de</strong>cía, se preguntaba si era verdad. Estos últimos años<br />

había compartido tantas cosas con Peter que incluso cuando pensaba que le<br />

<strong>de</strong>spreciaba, le comprendía. Mientras que En<strong>de</strong>r sólo había sido un recuerdo<br />

hasta ahora. Un chico frágil y muy pequeño, que necesitaba su protección. No<br />

este hombre <strong>de</strong> piel oscura y mirada fría que mataba avispas con los <strong>de</strong>dos.<br />

« Quizás, él y Peter y yo somos iguales, y siempre lo hemos sido. Quizá, sólo<br />

creíamos que éramos diferentes por celos» .<br />

—<strong>El</strong> problema con las monedas es que cuando una cara está boca arriba, la<br />

otra está boca abajo.<br />

—Y ahora mismo tú crees estar boca abajo. Quieren que te anime a<br />

continuar con tus estudios.<br />

—No son estudios, son <strong>juego</strong>s. Todo <strong>juego</strong>, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio hasta el final,<br />

sólo que cambian las reglas cuando les da la gana. ¿Ves los hilos? —dijo<br />

levantando una mano flácida.

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