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dañado a siete. No se habló más <strong>de</strong> insubordinación ni <strong>de</strong> que En<strong>de</strong>r pudiera usar<br />
o no su consola. Rose permaneció en su parte <strong>de</strong>l cuartel y le <strong>de</strong>jó en paz.<br />
Dink Meeker comenzó a practicar la salida instantánea <strong>de</strong>l corredor: el ataque<br />
<strong>de</strong> En<strong>de</strong>r contra el enemigo cuando aún estaba saliendo por la puerta había sido<br />
<strong>de</strong>vastador. « Si un solo hombre pue<strong>de</strong> hacer tanto daño, imaginaos lo que pue<strong>de</strong><br />
hacer un batallón entero» . Dink consiguió que el may or An<strong>de</strong>rson <strong>de</strong>jara abierta<br />
una puerta <strong>de</strong>l centro <strong>de</strong> la pared incluso durante las sesiones prácticas, en vez <strong>de</strong><br />
la puerta situada a nivel <strong>de</strong>l suelo, y pudieron hacer prácticas <strong>de</strong> lanzamiento en<br />
las condiciones <strong>de</strong> batalla. Se corrió la voz. De ahora en a<strong>de</strong>lante nadie podría<br />
<strong>de</strong>morarse en el corredor cinco, diez o quince segundos para hacer los últimos<br />
preparativos. <strong>El</strong> <strong>juego</strong> había cambiado.<br />
Más batallas. Esta vez En<strong>de</strong>r <strong>de</strong>sempeñó el papel <strong>de</strong> un soldado normal <strong>de</strong> un<br />
batallón. Cometió errores. Se perdieron escaramuzas. Descendió <strong>de</strong>l primer lugar<br />
<strong>de</strong> la clasificación al segundo, y <strong>de</strong>spués al cuarto. Después cometió menos<br />
errores y empezó a sentirse a gusto en el entramado <strong>de</strong>l batallón, y volvió a<br />
ocupar el tercer lugar, <strong>de</strong>spués el segundo, <strong>de</strong>spués el primero.<br />
Una tar<strong>de</strong> se quedó en la sala <strong>de</strong> batalla <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la práctica. Había<br />
advertido que Dink Meeker solía llegar tar<strong>de</strong> a cenar, y supuso que se quedaba<br />
haciendo prácticas adicionales. En<strong>de</strong>r no tenía mucha hambre y quería ver lo<br />
que hacía Dink cuando nadie lo veía.<br />
Pero Dink no hacía ningún ejercicio. Se quedó junto a la puerta, mirando a<br />
En<strong>de</strong>r.<br />
En<strong>de</strong>r se quedó en el interior <strong>de</strong> la sala, mirando a Dink.<br />
Ninguno <strong>de</strong> los dos habló. Estaba claro que Dink esperaba a que En<strong>de</strong>r se<br />
marchara. Y estaba igual <strong>de</strong> claro que En<strong>de</strong>r estaba diciendo no.<br />
Dink dio la espalda a En<strong>de</strong>r, se quitó metódicamente su traje refulgente y, con<br />
suavidad, tomó impulso en el suelo y <strong>de</strong>spegó. Planeó a la <strong>de</strong>riva lentamente<br />
hacia el centro <strong>de</strong> la sala, muy lentamente, con el cuerpo casi totalmente<br />
relajado, como si sus brazos y sus manos estuvieran ceñidas por corrientes <strong>de</strong><br />
aire casi imperceptibles.<br />
Tras la velocidad y tensión <strong>de</strong> la práctica, tras tanto agotamiento, tanta alerta,<br />
era relajante verle planear. Tardó unos diez minutos en llegar a otra pared.<br />
Entonces tomó impulso casi con brusquedad, volvió a su traje refulgente y se lo<br />
puso.<br />
—Vamos —dijo a En<strong>de</strong>r.<br />
Fueron al cuartel. <strong>El</strong> dormitorio estaba vacío, pues todos los chicos estaban<br />
cenando. Cada uno se fue a su litera y se puso su uniforme normal. En<strong>de</strong>r se<br />
dirigió a la litera <strong>de</strong> Dink y esperó hasta que estuviera listo para salir.<br />
—¿Por qué esperabas? —preguntó Dink.