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ganarnos.<br />
Así que no se movieron, hasta que, por fin, en la mortecina luz, vieron<br />
aparecer una gran masa <strong>de</strong> <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> la estrella <strong>de</strong> En<strong>de</strong>r. Mantenía su forma,<br />
incluso cuando, bruscamente, <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> <strong>de</strong>scribir movimientos laterales y se lanzó<br />
hacia el centro <strong>de</strong> las ocho estrellas don<strong>de</strong> esperaban ochenta y dos soldados.<br />
—Toma <strong>de</strong>l frasco, Carrasco —dijo un Grifón—. Están haciendo una<br />
formación.<br />
—La <strong>de</strong>ben haber aprendido en esos cinco minutos —dijo Momoe.<br />
—Si les hubiéramos atacado mientras la estaban haciendo, les habríamos<br />
<strong>de</strong>struido.<br />
—Traga, Momoe —susurró Bee—. Ya has visto cómo volaba aquel pequeño.<br />
Dio una vuelta completa a la estrella y volvió sin tocar ninguna pared. Pue<strong>de</strong> que<br />
tengan garfios. ¿No se te ha ocurrido pensar en eso? Tienen algo nuevo.<br />
Era una formación extraña. Una formación cuadrada, con cuerpos apiñados<br />
<strong>de</strong>lante, formando una pared. Detrás, un cilindro, <strong>de</strong> seis chicos <strong>de</strong><br />
circunferencia y dos chicos <strong>de</strong> altura, con los miembros extendidos y<br />
congelados, por lo que no era posible que estuvieran agarrados unos a otros. Sin<br />
embargo, se mantenían tan estrechamente unidos como si estuvieran atados; que,<br />
<strong>de</strong> hecho, era como estaban.<br />
Des<strong>de</strong> el interior <strong>de</strong> la formación, la escuadra Dragón disparaba con una<br />
precisión mortífera, obligando a los grifones y a los tigres a quedarse<br />
arracimados en sus estrellas.<br />
—La espalda <strong>de</strong> ese mamón no está cubierta —dijo Bee.<br />
—En cuanto estén entre las estrellas, po<strong>de</strong>mos salir por <strong>de</strong>trás…<br />
—¡No hables, hazlo! —dijo Momoe, y siguiendo su propio consejo or<strong>de</strong>nó a<br />
sus chicos que se lanzaran contra la pared y rebotaban para ponerse <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> la<br />
formación Dragón.<br />
En el caos <strong>de</strong>l <strong>de</strong>spegue, mientras la escuadra Grifón ocupaba su estrella, la<br />
formación Dragón cambió repentinamente. <strong>El</strong> cilindro y la pared frontal se<br />
dividieron en dos empujados por los chicos <strong>de</strong>l interior; casi al mismo tiempo, las<br />
dos formaciones invirtieron la dirección, dirigiéndose <strong>de</strong> vuelta a la puerta<br />
Dragón. La may oría <strong>de</strong> los grifones dispararon a las formaciones y a los chicos<br />
que retrocedían con ellas; y los tigres cogieron a los supervivientes <strong>de</strong> la escuadra<br />
Dragón por <strong>de</strong>trás.<br />
Pero algo no encajaba. William Bee pensó un momento y comprendió lo que<br />
era. Esas formaciones no podían haber invertido la dirección en la mitad <strong>de</strong>l<br />
vuelo a menos que alguien les hubiera empujado en la dirección opuesta, y si ese<br />
alguien <strong>de</strong>spegó con suficiente fuerza como para hacer que una formación <strong>de</strong><br />
veinte hombres se moviera hacia atrás, <strong>de</strong>bía ir rápido.<br />
Allí estaban, seis pequeños soldados Dragón, allí abajo, cerca <strong>de</strong> la puerta <strong>de</strong><br />
William Bee. Por el número <strong>de</strong> luces que mostraban sus trajes refulgentes, Bee