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Se quedaron quietos.<br />
—¡He dicho que por qué estáis boca abajo!<br />
Nadie respondió. No sabían qué quería.<br />
—¡Dije que por qué todos y cada uno <strong>de</strong> vosotros tenéis los pies en el aire y<br />
la cabeza contra el suelo!<br />
Finalmente, habló uno <strong>de</strong> ellos.<br />
—Señor, esta es la dirección en que estábamos al salir por la puerta.<br />
—¡Bien, y qué importancia tiene eso! ¡Qué importancia tiene que hubiera<br />
gravedad en el corredor! ¿Vamos a luchar en el corredor? ¿Hay gravedad aquí?<br />
—No, señor; no, señor.<br />
—A partir <strong>de</strong> ahora, olvidaos <strong>de</strong> la gravedad antes <strong>de</strong> cruzar esa puerta. La<br />
vieja gravedad ha <strong>de</strong>saparecido, se ha difuminado. ¿Me entendéis? Cualquiera<br />
que sea vuestra gravedad cuando llegáis a la puerta, recordad esto: la puerta <strong>de</strong>l<br />
enemigo está abajo. Vuestros pies apuntan hacia la puerta <strong>de</strong>l enemigo. Arriba es<br />
hacia vuestra puerta. <strong>El</strong> norte está en esa dirección, el sur está en esa dirección,<br />
el este está en esa dirección y el oeste está… ¿en qué dirección?<br />
La señalaron.<br />
—Es lo que suponía. <strong>El</strong> único proceso que habéis asimilado es el proceso <strong>de</strong><br />
eliminación, y la única razón <strong>de</strong> que lo hay áis asimilado es porque lo podéis<br />
hacer en el lavabo. ¡Qué clase <strong>de</strong> circo es este! ¿A eso llamáis vosotros una<br />
formación? ¿A eso llamáis vosotros volar? ¡Venga, a lanzarse y a formar en el<br />
techo todo el mundo! ¡Ahora mismo! ¡Moveos!<br />
Tal como En<strong>de</strong>r esperaba, unos cuantos se lanzaron instintivamente, no hacia<br />
la pared don<strong>de</strong> estaba la puerta, sino hacia la pared que En<strong>de</strong>r había llamado<br />
norte, la dirección que era arriba cuando estaban en el corredor. Por supuesto,<br />
pronto se dieron cuenta <strong>de</strong> su error, pero <strong>de</strong>masiado tar<strong>de</strong>; para cambiar su curso<br />
tenían que esperar a rebotar en la pared norte.<br />
Mientras tanto, En<strong>de</strong>r los estaba agrupando mentalmente en aprendices lentos<br />
y aprendices rápidos. <strong>El</strong> más pequeño, el último en salir por la puerta, fue el<br />
primero en llegar a la pared correcta, y se agarró con maña. Estuvieron<br />
acertados en promocionarle. Lo haría bien. Era también gallito y rebel<strong>de</strong>, y<br />
probablemente estaba resentido porque era uno <strong>de</strong> los que En<strong>de</strong>r había enviado<br />
<strong>de</strong>snudos por los corredores.<br />
—¡Tú! —dijo En<strong>de</strong>r, señalando al pequeño—. ¿Qué dirección es abajo?<br />
—Hacia la puerta <strong>de</strong>l enemigo.<br />
La respuesta fue rápida. También fue arisca, como diciendo, « Vale, vale, ya<br />
pue<strong>de</strong>s pasar a otra cosa» .<br />
—¿Tu nombre, pequeño?<br />
—<strong>El</strong> nombre <strong>de</strong> este soldado es Bean [2] , señor.<br />
—¿Te lo pusieron por el tamaño o por el cerebro? —Los otros chicos<br />
comenzaron a reírse—. Bien, Bean, es correcto lo que dices. Ahora,