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« Con esas palabras, me acabas <strong>de</strong> matar, Dink. Bonzo no quiere oír que quizá<br />
y o pueda salvar al mundo.<br />
» ¿Dón<strong>de</strong> están los profesores? —pensó En<strong>de</strong>r—. ¿No se dan cuenta <strong>de</strong> que el<br />
primer contacto directo en esta pelea pue<strong>de</strong> ser el último? Esto no es como la<br />
lucha en la sala <strong>de</strong> batalla, don<strong>de</strong> nadie tiene la posibilidad <strong>de</strong> hacer ningún daño<br />
importante a otro. Aquí hay gravedad, y el suelo y las pare<strong>de</strong>s son duras y con<br />
metales <strong>de</strong>spuntando por todos sitios. Parad esto ahora o nunca…» .<br />
—¡Si le tocas eres un medio insector! —gritó Dink—. ¡Eres un traidor, si le<br />
tocas mereces morir!<br />
Encasquetaron la cara <strong>de</strong> Dink contra la puerta y se quedó callado.<br />
<strong>El</strong> vapor <strong>de</strong> las duchas difuminaba la habitación, y el sudor corría por el<br />
cuerpo <strong>de</strong> En<strong>de</strong>r. « Ahora, antes <strong>de</strong> que se vay a el jabón. Ahora, cuando todavía<br />
soy <strong>de</strong>masiado escurridizo para que me agarre» , pensaba En<strong>de</strong>r.<br />
En<strong>de</strong>r retrocedió, <strong>de</strong>jando que su cara mostrara el miedo que sentía.<br />
—Bonzo, no me hagas daño —dijo—. Por favor.<br />
Era lo que estaba esperando Bonzo, la confesión <strong>de</strong> que él ostentaba el po<strong>de</strong>r.<br />
Para otros chicos habría sido suficiente que En<strong>de</strong>r se hubiera sometido; para<br />
Bonzo, era sólo una señal <strong>de</strong> que su victoria era segura. Balanceó la pierna como<br />
si fuera a dar una patada, pero en el último momento la cambió por un salto.<br />
En<strong>de</strong>r advirtió el balanceo <strong>de</strong>l cuerpo <strong>de</strong> Bonzo y se encorvó hacia abajo para<br />
que este estuviera más <strong>de</strong>sequilibrado cuando intentara agarrar a En<strong>de</strong>r y<br />
arrojarle.<br />
Las duras costillas <strong>de</strong> Bonzo fueron a parar contra la cara <strong>de</strong> En<strong>de</strong>r, y sus<br />
manos abofetearon la espalda <strong>de</strong> En<strong>de</strong>r, intentando asirle. Pero En<strong>de</strong>r se giró, y<br />
las manos <strong>de</strong> Bonzo resbalaron. En un segundo, En<strong>de</strong>r estaba totalmente vuelto,<br />
aunque seguía abrazado por Bonzo. <strong>El</strong> movimiento clásico en esa situación sería<br />
levantar el talón contra la ingle <strong>de</strong> Bonzo. Pero para que ese movimiento sea<br />
efectivo se requiere mucha precisión, y Bonzo lo esperaba. Ya se estaba<br />
elevando sobre las puntas <strong>de</strong> los pies, empujando hacia atrás las ca<strong>de</strong>ras para<br />
mantener la ingle fuera <strong>de</strong>l alcance <strong>de</strong> En<strong>de</strong>r. Sin verle, En<strong>de</strong>r sabía que<br />
acercaría la cara, casi contra el pelo <strong>de</strong> En<strong>de</strong>r; por eso, en vez <strong>de</strong> pegarle una<br />
patada, embistió hacia arriba tomando impulso en el suelo, con la potente<br />
embestida <strong>de</strong>l soldado que rebota contra la pared, e incrustó su cabeza en la cara<br />
<strong>de</strong> Bonzo.<br />
En<strong>de</strong>r se giró a tiempo <strong>de</strong> ver a Bonzo tambalearse hacia atrás, con la nariz<br />
sangrando, boquiabierto <strong>de</strong> sorpresa y <strong>de</strong> dolor. En<strong>de</strong>r sabía que podía<br />
aprovechar ese momento para salir <strong>de</strong> la habitación y finalizar la pelea. Como se<br />
había escapado <strong>de</strong> la sala <strong>de</strong> batalla <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> <strong>de</strong>rramar la sangre <strong>de</strong> otros. Pero<br />
tendría que librar esa batalla otra vez. Una y otra vez hasta que se le hubieran<br />
acabado las ganas <strong>de</strong> pelear. La única forma <strong>de</strong> poner fin a todo eso para<br />
siempre era lastimar a Bonzo lo suficiente para que su miedo fuera más fuerte