El juego de Ender - Orson Scott Card

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sed cálidos para ellas, soles; sed fértiles para ellas, planetas; son nuestras hijas adoptivas, que han vuelto a casa» . El libro que escribió Ender no era largo, pero en él estaba todo lo bueno y todo lo malo que conocía la reina-colmena. Y lo firmó, no con su nombre, sino con un título: LA VOZ DE LOS MUERTOS En la Tierra, el libro se publicó rápidamente, y rápidamente pasó de mano en mano, hasta que fue difícil creer que hubiera alguien en la Tierra que no lo había leído. La mayoría de los que lo leyeron lo encontró interesante; algunos que lo ley eron se negaron a olvidarlo. Comenzaron a vivir cumpliendo sus designios lo mejor que podían, y cuando sus seres amados morían, en su tumba había un creyente que se erigía en la Voz del Muerto, y decía lo que el muerto habría dicho, pero con total franqueza y candor, sin esconder faltas y sin disimular virtudes. Los que llegaron a realizar esos servicios los encontraron algunas veces dolorosos y amargos, pero fueron muchos los que decidieron que su vida merecía la pena, a pesar de sus errores, si a su muerte había una Voz que dijera la verdad por ellos. En la Tierra siguió siendo una religión entre otras muchas. Pero para los que habían atravesado la gran caverna del espacio, y habían vivido en los túneles de la reina-colmena y habían cosechado los campos de la reina-colmena, era la única religión. No había colonia sin La Voz de los Muertos. Nadie sabía y nadie quería tampoco saber quién era la Voz original. Ender no tenía ninguna intención de decirlo. Cuando Valentine tenía veinticinco años, acabó el último volumen de su historia de las guerras insectoras. Incluy ó al final el texto completo del pequeño libro de Ender, pero no dijo que lo había escrito Ender. Recibió por el ansible una respuesta del anciano Hegemon, Peter Wiggin, setenta y siete años y un corazón débil. —Sé quién lo ha escrito —dijo—. Si puede escribir por los insectores, ciertamente puede escribir por mí. Ender y Peter hablaron una y otra vez por el ansible, y Peter vertió la historia de sus días y de sus años, sus crímenes y sus bondades. Y cuando murió, Ender escribió un segundo volumen, firmado otra vez con el nombre de La Voz de los Muertos. Juntos, los dos libros recibieron el nombre de la Reina-Colmena y el Hegemon, y se consideraron escritos sagrados. —Vámonos —dijo un día a Valentine—. Volemos y vivamos por siempre. —No podemos —dijo Valentine—. Hay milagros que ni siquiera la relatividad puede hacer, Ender.
—Tenemos que irnos. Aquí soy casi feliz. —Quédate entonces. —He vivido demasiado tiempo con el dolor. Sin él, no sabré quién soy. Se embarcaron en una astronave y fueron de mundo en mundo. Allá donde paraban, él era siempre Andrew Wiggin, portavoz itinerante de los muertos, y ella era siempre Valentine, historiadora errante, que escribía las historias de los seres vivos mientras Ender narraba las historias de los muertos. Y Ender llevaba siempre consigo un capullo blanco y seco, en busca del mundo donde la Reina- Colmena pudiera despertar y desarrollarse en paz. Buscó durante mucho tiempo.
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Libro proporcionado por el equipo L
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A Geoffrey, que me recuerda cuán j
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esa mirada, ese destello, sabía qu
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envío se debía a él. No era culp
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Se dio la vuelta y se marchó. Nadi
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—Bien, ahora tus ángeles de la g
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—No me harás creer esas tonterí
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3. GRAFF —Su hermana es nuestro p
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—¿Tienes alguna excusa por tu co
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todo, dejar a Valentine. Y ser sold
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—Juegos de guerra. Todos los chic
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—¡Te quiero, Andrew! —exclamó
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Les habían vestido con un uniforme
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gravedad puede tener cualquier dire
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azo. Ender se sintió mal. Sólo ha
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—Quizá. Pero en ese caso, Anders
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intimidaciones. Y sin embargo no er
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—¿Qué significa frito? —pregu
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profesores, pero Ender no tenía ni
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A Ender le gustaba más cuando juga
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sabían, actuaban como si no lo sup
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TU TRASERO, DÉJAME BESARLO. BERNAR
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6. LA BEBIDA DEL GIGANTE —Hemos s
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controlar los rebotes con las piern
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—Chico listo —dijo Alai. Era un
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marginados de Ender. Alai era el pu
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la mesa del Gigante para que le pus
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demasiado poder. —He descubierto
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Luego, ruborizado, se dio la vuelta
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Esta vez, en cuanto un niño se gol
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Salamandra. —Parece ser que sí,
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la clasificación. Nada personal, W
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—Ah. —Tal como dije. Nada más
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—Mejor que te lo creas, culo de b
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hiciera prácticas con los reclutas
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alternativa. Ninguna alternativa. N
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Salamandra cedía terreno poco a po
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celebrar su cumpleaños, o simpleme
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Quizá sonó demasiado agradecido.
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decidir la gente que sabe lo que se
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—Soy de tu batallón. —Ya lo s
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observando. Después, cuando volvi
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dañado a siete. No se habló más
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comandantes, no mandan a más de cu
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No había muchos chicos en la prác
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dirección diferente pero con un á
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no tenían intención de castigarle
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9. LOCKE Y DEMÓSTENES —No le he
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hemos olvidado» . Pero Valentine n
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los movimientos de tropas en Rusia.
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—Sí, se las arreglaron para dest
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pelo. Necesito tu ay uda. —Eres j
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identidades que Peter planeaba hace
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es por qué prefieren a Demóstenes
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para las identidades de usar y tira
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no iría, siempre volvía allí, si
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Se dirigieron al campo de rugby. Lo
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—¿Odioso en qué sentido? —Rui
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mucho menos, como Peter. —¿Puedo
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cuenta y desviaban los ojos. ¿Ende
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10. DRAGÓN —¿Ahora? —Supongo
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importe. Hemos ensamblado una escua
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Se quedaron quietos. —¡He dicho
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apartándolo de los demás. —Mant
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—Esto es en lo que vamos a trabaj
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era tu primer comandante? Si es as
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Ender se volvió de espaldas y se f
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11. VINI, VIDI, VINCI —¿No dirá
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Rodó de su litera y se arrastró e
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frente al enemigo. Crazy Tom, el je
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sus soldados. Naturalmente, ninguno
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—Todo lo que sé —dijo Ender—
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atalla. La rabia de sus ojos parec
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Y había algo raro. Se hablaba much
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—Ender, ¿por qué estudias los v
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Se pusieron en movimiento. Las pare
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—Simplemente, no sabía si tenía
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Bean esbozó una sonrisa. —No est
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Bonzo Madrid más allá de toda res
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fingían estar relajados. « ¿Qué
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se prolongó cuarenta y cinco minut
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Comenzó a quitarse el uniforme.
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que su odio. Ender se reclinó cont
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—Tropezarán entre sí —dijo Be
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ganarnos. Así que no se movieron,
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Muchos se rieron. Talo Momoe comenz
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ganar a nadie? Ender apretó las pa
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escuela. Intentó dar un nombre al
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13. VALENTINE —¿Niños? —Herma
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En la escuela, una vez estuvo a pun
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para saber que sus padres no suspir
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—Mazer Rackham. —¿Qué pasarí
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un coche avanzando lentamente sobre
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Tenía los ojos cerrados, y no hab
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—Las ardillas nunca construy eron
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Ender, es el comandante jefe de la
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nosotros los que quedamos vivos. Nu
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