06.06.2018 Views

El juego de Ender - Orson Scott Card

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

atalla. La rabia <strong>de</strong> sus ojos parecía <strong>de</strong>cir: ¿Era tu amiga y me humillas <strong>de</strong> esta<br />

forma?<br />

En<strong>de</strong>r fingió no advertir su furia. Pensó que tras unas cuantas batallas más se<br />

daría cuenta <strong>de</strong> que le había infligido más bajas que las que ningún otro<br />

comandante le infligiría en el futuro. Y seguía aprendiendo <strong>de</strong> ella. En las<br />

prácticas <strong>de</strong> hoy enseñaría a sus jefes <strong>de</strong> batallón a contrarrestar los trucos que<br />

Petra les había jugado. Pronto serían amigos otra vez.<br />

Esperaba.<br />

Al final <strong>de</strong> la semana, la escuadra Dragón había librado siete batallas en siete<br />

días. <strong>El</strong> resultado era siete victorias y cero <strong>de</strong>rrotas. En<strong>de</strong>r no había vuelto a tener<br />

tantas bajas como en la batalla con la escuadra Fénix, y en dos batallas no tuvo ni<br />

un solo soldado congelado o inutilizado. Nadie creía y a que era el primero <strong>de</strong> la<br />

clasificación por chiripa. Había vencido a las escuadras más importantes por un<br />

margen inaudito. Los otros comandantes y a no podían ignorarle. Algunos se<br />

sentaban con él durante las comidas, intentando enterarse, por el mismo En<strong>de</strong>r,<br />

<strong>de</strong> cómo había <strong>de</strong>rrotado a sus oponentes más recientes. Lo <strong>de</strong>cía abiertamente,<br />

seguro <strong>de</strong> que muy pocos sabrían adiestrar a sus soldados y a sus jefes <strong>de</strong><br />

batallón para que remedaran lo que podían hacer los suy os. Y mientras En<strong>de</strong>r<br />

hablaba con algunos comandantes, grupos mucho más numerosos se reunían<br />

alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> los oponentes que En<strong>de</strong>r había <strong>de</strong>rrotado, intentando <strong>de</strong>scubrir la<br />

forma <strong>de</strong> vencer a En<strong>de</strong>r.<br />

También había muchos, <strong>de</strong>masiados, que le odiaban. Le odiaban por ser<br />

joven, por ser excelente, por haber hecho que sus victorias parecieran ínfimas y<br />

débiles en comparación con las <strong>de</strong> En<strong>de</strong>r. En<strong>de</strong>r lo vio primero en sus rostros<br />

cuando se cruzaba con ellos en los corredores; luego comenzó a darse cuenta <strong>de</strong><br />

que algunos se levantaban en grupo y se iban a otra mesa si se sentaba cerca <strong>de</strong><br />

ellos en el comedor <strong>de</strong> los comandantes; y entonces empezaron a aparecer codos<br />

que, acci<strong>de</strong>ntalmente, le daban empellones en la sala <strong>de</strong> <strong>juego</strong>s, pies que se<br />

enredaban en los suy os cuando entraba o salía <strong>de</strong>l gimnasio, escupitajos y bolas<br />

<strong>de</strong> papel mojado llegaban por <strong>de</strong>trás mientras trotaba por los corredores. No le<br />

podían ganar en la sala <strong>de</strong> batalla, y lo sabían; por eso le atacarían don<strong>de</strong> no<br />

había peligro, don<strong>de</strong> no era un gigante sino sólo un chiquillo. En<strong>de</strong>r los<br />

<strong>de</strong>spreciaba; pero secretamente, tan secretamente que ni siquiera él mismo lo<br />

sabía, les tenía miedo. Eran precisamente esos pequeños tormentos lo que Peter<br />

había utilizado siempre, y En<strong>de</strong>r comenzó a sentirse <strong>de</strong>masiado en casa.<br />

Sin embargo, esas molestias eran insignificantes, y En<strong>de</strong>r se convenció a sí<br />

mismo <strong>de</strong> aceptarlas como otra forma <strong>de</strong> alabanza. Las otras escuadras y a<br />

estaban empezando a imitar a En<strong>de</strong>r. Ahora, la may oría <strong>de</strong> los soldados atacaban<br />

con las rodillas dobladas; ahora, las formaciones se estaban rompiendo, y había<br />

más comandantes que mandaban a los batallones <strong>de</strong>slizarse por las pare<strong>de</strong>s.<br />

Nadie se había fijado todavía en la organización <strong>de</strong> cinco batallones <strong>de</strong> En<strong>de</strong>r y

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!