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<strong>El</strong> chico cogió el papel con un movimiento seguro y veloz, sin tocar la mano<br />
<strong>de</strong> En<strong>de</strong>r.<br />
—¿Cuántos años tienes, Wiggin? —le preguntó.<br />
—Casi siete.<br />
Con el mismo tono <strong>de</strong> voz que antes, le dijo:<br />
—He preguntado cuántos años tienes, no cuántos años casi tienes.<br />
—Tengo seis años, nueve meses y doce días.<br />
—¿Cuánto tiempo has estado haciendo prácticas en la sala <strong>de</strong> batalla?<br />
—Unos pocos meses. Intento mejorar.<br />
—¿Algún tipo <strong>de</strong> preparación en maniobras <strong>de</strong> batalla? ¿Has formado parte<br />
<strong>de</strong> un batallón alguna vez? ¿Has realizado alguna vez algún ejercicio conjunto?<br />
En<strong>de</strong>r no había oído hablar <strong>de</strong> todas esas cosas. Negó con la cabeza.<br />
Madrid le miró impávidamente.<br />
—Ya veo. No tardarás en <strong>de</strong>scubrir que los oficiales al mando <strong>de</strong> la escuela,<br />
y notablemente el may or An<strong>de</strong>rson, que está a cargo <strong>de</strong> los <strong>juego</strong>s, son muy<br />
aficionados a los ardi<strong>de</strong>s. La escuadra Salamandra está empezando a salir <strong>de</strong> una<br />
oscuridad in<strong>de</strong>cente. Hemos vencido en doce <strong>de</strong> los últimos veinte <strong>juego</strong>s.<br />
Hemos sorprendido a Rata, Escorpión y Sabueso, y estamos preparados para<br />
luchar por el li<strong>de</strong>razgo <strong>de</strong> la clasificación. Naturalmente, por eso se me da tal<br />
espécimen <strong>de</strong> sub<strong>de</strong>sarrollo como tú, sin utilidad, sin experiencia y sin esperanza.<br />
Petra dijo en voz baja:<br />
—No está encantado <strong>de</strong> conocerte.<br />
—Cállate, Arkanian —dijo Madrid—. A una prueba añadimos ahora otra.<br />
Pero cualesquiera que sean los obstáculos que nuestros oficiales <strong>de</strong>cidan sembrar<br />
en nuestro camino, seguimos siendo…<br />
—¡Salamandra! —gritaron los soldados, como un solo hombre.<br />
Instintivamente, la i<strong>de</strong>a que En<strong>de</strong>r se había hecho <strong>de</strong> estos acontecimientos<br />
cambió. Era una ceremonia, un ritual. Madrid no tenía intención <strong>de</strong> herirle, sólo<br />
quería mantener bajo control un acontecimiento inesperado y utilizarlo para<br />
reforzar su control <strong>de</strong> la escuadra.<br />
—Somos el fuego que les consumirá, vientre e intestinos, cabeza y corazón,<br />
muchas llamas pero un solo fuego.<br />
—¡Salamandra! —volvieron a gritar.<br />
—Ni siquiera este nos <strong>de</strong>bilitará.<br />
Por un momento, En<strong>de</strong>r abrió la puerta a la esperanza.<br />
—Trabajaré duro y apren<strong>de</strong>ré rápidamente —dijo.<br />
—No te he dado permiso para hablar —respondió Madrid—. Tengo la<br />
intención <strong>de</strong> intercambiarte en cuanto pueda. Probablemente, para librarme <strong>de</strong> ti<br />
tendré que <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>rme <strong>de</strong> algún elemento valioso, pero, siendo tan pequeño,<br />
eres peor que inútil. Un congelado más en cada batalla, eso es lo que eres, y en la<br />
situación en que estamos ahora, cada soldado congelado tiene consecuencias en