Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Luego, ruborizado, se dio la vuelta y se fue a su cama, al fondo <strong>de</strong>l<br />
dormitorio. En<strong>de</strong>r adivinó que ese beso y esa palabra eran algo prohibido. Una<br />
religión suprimida, quizás. O a lo mejor esa palabra sólo tenía un significado<br />
personal y fuerte para Alai. Significara lo que significase para Alai, En<strong>de</strong>r sabía<br />
que era sagrada; que Alai se había <strong>de</strong>scubierto a En<strong>de</strong>r, como había hecho una<br />
vez su madre, cuando, siendo muy joven, antes <strong>de</strong> que le pusieran el monitor en<br />
la nuca, le puso las manos en la cabeza cuando creía que estaba dormido, y rezó<br />
sobre él. En<strong>de</strong>r no había hablado <strong>de</strong> ello con nadie, ni siquiera con mamá, pero se<br />
lo había guardado como un recuerdo <strong>de</strong> espiritualidad, <strong>de</strong> cómo le quería su<br />
madre cuando creía que nadie, ni incluso él mismo, podía verla ni oírla. Eso era<br />
lo que Alai le había dado; un regalo tan sagrado que ni siquiera a En<strong>de</strong>r le estaba<br />
permitido enten<strong>de</strong>r su significado.<br />
Después <strong>de</strong> una cosa como esa no se podía <strong>de</strong>cir nada. Alai llegó a su cama y<br />
se dio la vuelta para mirar a En<strong>de</strong>r. Sus ojos mantuvieron una mirada cargada <strong>de</strong><br />
comprensión. Luego, En<strong>de</strong>r se marchó.<br />
No había nada ver<strong>de</strong> ver<strong>de</strong> marrón en esa parte <strong>de</strong> la escuela; tendría que ir a<br />
buscar esos colores a una <strong>de</strong> las zonas públicas. Los otros terminarían <strong>de</strong> comer<br />
muy pronto; no quería pasar cerca <strong>de</strong>l comedor. La sala <strong>de</strong> <strong>juego</strong>s estaría casi<br />
vacía.<br />
En su estado <strong>de</strong> ánimo, ninguno <strong>de</strong> los <strong>juego</strong>s le atraía. Se fue por lo tanto al<br />
banco <strong>de</strong> consolas públicas <strong>de</strong>l fondo <strong>de</strong> la sala y conectó su <strong>juego</strong> privado. Llegó<br />
rápidamente al País <strong>de</strong> la Fantasía. Esta vez, el Gigante ya estaba muerto cuando<br />
llegó allí; tuvo que bajarse <strong>de</strong> la mesa con cuidado, saltar a la pata <strong>de</strong> la silla<br />
caída <strong>de</strong>l Gigante, y luego dar un salto hasta el suelo. Unas ratas habían estado<br />
roy endo el cuerpo <strong>de</strong>l Gigante, pero En<strong>de</strong>r había matado a una con un alfiler <strong>de</strong><br />
la camisa <strong>de</strong>sgarrada <strong>de</strong>l Gigante, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> eso le habían <strong>de</strong>jado en paz.<br />
<strong>El</strong> cadáver <strong>de</strong>l Gigante había llegado al límite <strong>de</strong> su <strong>de</strong>scomposición. Lo que<br />
podía haber sido <strong>de</strong>scuajado por los cartoneros, había sido <strong>de</strong>scuajado; los<br />
gusanos habían hecho su trabajo en los órganos; ahora era una momia disecada,<br />
vacía, con los dientes esbozando una sonrisa rígida, los ojos vacíos, los <strong>de</strong>dos<br />
retorcidos. En<strong>de</strong>r rememoró haber escarbado en el ojo <strong>de</strong>l Gigante cuando este<br />
estaba vivo y era malicioso e inteligente. Furioso y frustrado como estaba, En<strong>de</strong>r<br />
<strong>de</strong>seó cometer ese asesinato otra vez. Pero ahora el Gigante formaba parte <strong>de</strong>l<br />
paisaje, y por lo tanto no podía <strong>de</strong>scargar su cólera contra él.<br />
En<strong>de</strong>r había atravesado siempre el puente que llevaba al castillo <strong>de</strong> la Reina<br />
<strong>de</strong> Corazones, don<strong>de</strong> le esperaban muchos <strong>juego</strong>s; pero ninguno le atraía ahora.<br />
Ro<strong>de</strong>ó el cadáver <strong>de</strong>l Gigante y siguió el arroy o aguas arriba, hasta don<strong>de</strong> surgía<br />
<strong>de</strong>l bosque. Había un patio <strong>de</strong> recreo, con toboganes y barras <strong>de</strong> monos,<br />
columpios y tiovivos, y una docena <strong>de</strong> niños riendo mientras jugaban. En<strong>de</strong>r<br />
entró y <strong>de</strong>scubrió que allí a<strong>de</strong>ntro se había convertido en un niño, cuando<br />
normalmente la figura que le representaba en el <strong>juego</strong> era la <strong>de</strong> un adulto. De