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El juego de Ender - Orson Scott Card

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—Tropezarán entre sí —dijo Bean.<br />

—Tengo que lavarme —dijo En<strong>de</strong>r—. Haz que se preparen; reúnelos, me<br />

encontraré contigo allí, en la puerta.<br />

Salió <strong>de</strong>l cuartel. Detrás <strong>de</strong> él se alzó un tumulto <strong>de</strong> conversaciones. Oy ó a<br />

Crazy Tom gritar:<br />

—¡Dos escuadras <strong>de</strong> caguetas! ¡Les daremos azotes en el culo!<br />

<strong>El</strong> cuarto <strong>de</strong> baño estaba vacío. Todo limpio. Ni rastro <strong>de</strong> la sangre que se<br />

<strong>de</strong>rramó <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la nariz <strong>de</strong> Bonzo hasta el agua <strong>de</strong> la ducha. Desaparecido. Aquí<br />

nunca había pasado nada.<br />

En<strong>de</strong>r se puso <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l agua y se enjuagó, se quitó el sudor <strong>de</strong>l combate y<br />

lo <strong>de</strong>jó correr por el <strong>de</strong>sagüe. Desaparecido. Con la salvedad <strong>de</strong> que la<br />

reciclaban y por la mañana beberían la sangre aguada <strong>de</strong> Bonzo. La vida se<br />

había ido <strong>de</strong> su sangre pero su sangre era la misma, su sangre y el sudor, lavada<br />

en la estupi<strong>de</strong>z o la crueldad o lo que les hizo permitir que esto sucediera.<br />

Se secó, se puso su traje refulgente y caminó hacia la sala <strong>de</strong> batalla. Su<br />

escuadra esperaba en el corredor; la puerta todavía no estaba abierta. Le<br />

observaron en silencio mientras caminaban hasta el campo <strong>de</strong> fuerza gris.<br />

Naturalmente, todos sabían lo <strong>de</strong> su pelea en el cuarto <strong>de</strong> baño; eso y su propio<br />

cansancio por la batalla <strong>de</strong> esa mañana les mantenía callados, mientras que el<br />

conocimiento <strong>de</strong> que se enfrentarían a dos escuadras les llenaba <strong>de</strong> pavor.<br />

« Van a hacer cualquier cosa para vencerme —pensó En<strong>de</strong>r—. Todo. Todo lo<br />

que se les ocurra, cambiar todas las reglas. No les importa si así me ganan. Bien,<br />

estoy harto <strong>de</strong>l <strong>juego</strong>. Ningún <strong>juego</strong> vale la sangre <strong>de</strong> Bonzo enrojeciendo el<br />

agua <strong>de</strong>l suelo <strong>de</strong>l cuarto <strong>de</strong> baño. Freídme, enviadme a casa, no quiero jugar<br />

más» .<br />

La puerta <strong>de</strong>sapareció. A sólo tres metros había cuatro estrellas juntas,<br />

bloqueando completamente la vista <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la puerta.<br />

Dos escuadras no eran suficientes. Tenían que hacer que En<strong>de</strong>r <strong>de</strong>splegara<br />

sus fuerzas a ciegas.<br />

—Bean —dijo En<strong>de</strong>r—. Coge a tus chicos y dime qué hay al otro lado <strong>de</strong> esa<br />

estrella.<br />

Bean <strong>de</strong>senrolló la bobina <strong>de</strong> bramante <strong>de</strong> su cintura, se ató un extremo,<br />

alargó el otro extremo a un chico <strong>de</strong> su escuadrilla y pasó suavemente por la<br />

puerta. Su escuadrilla le siguió rápidamente. Habían practicado eso varias veces,<br />

y sólo tardaron unos segundos en estar atados a la estrella, sosteniendo el extremo<br />

<strong>de</strong> bramante. Bean tomó impulso a gran velocidad, siguiendo una línea casi<br />

paralela a la puerta; cuando llegó a la esquina <strong>de</strong> la sala, tomó impulso <strong>de</strong> nuevo<br />

y salió disparado como un cohete directamente hacia el enemigo. Los puntos <strong>de</strong><br />

luz <strong>de</strong> la pared revelaban que el enemigo le estaba disparando. Como el cable era<br />

<strong>de</strong>tenido una vez por un bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> la estrella y la siguiente por el otro, su arco se<br />

estrechaba, su dirección cambiaba, y él constituía un blanco imposible <strong>de</strong> acertar.

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