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—Mazer Rackham.<br />
—¿Qué pasaría si ganaras la siguiente guerra, como lo hizo Mazer?<br />
—Lo <strong>de</strong> Mazer Rackham fue un golpe <strong>de</strong> suerte. Nadie creía en él.<br />
Simplemente, dio la casualidad <strong>de</strong> que estaba en el lugar a<strong>de</strong>cuado.<br />
—Pero imagina que lo haces. Imagina que ganas a los insectores y que tu<br />
nombre es tan célebre como el <strong>de</strong> Mazer Rackham.<br />
—Que sea famoso otro. Peter quiere ser famoso. Que salve él al mundo.<br />
—No estoy hablando <strong>de</strong> fama, En<strong>de</strong>r. Tampoco estoy hablando <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r.<br />
Estoy hablando <strong>de</strong> casualida<strong>de</strong>s, como la casualidad <strong>de</strong> que fuera Mazer<br />
Rackham el que estaba allí cuando alguien tenía que <strong>de</strong>tener a los insectores.<br />
—Si estoy aquí —dijo En<strong>de</strong>r—, no estaré allí. Estará otro. Que tenga esa<br />
casualidad.<br />
Su tono <strong>de</strong> aburrida indiferencia le enfureció.<br />
—Estoy hablando <strong>de</strong> mi vida, pequeño <strong>de</strong>sgraciado egocéntrico.<br />
Si sus palabras le molestaron, no lo <strong>de</strong>mostró. Seguía estirado, con los ojos<br />
cerrados.<br />
—Cuando eras pequeño y Peter te torturaba, te gustaba que no me recostara<br />
a esperar a que papá y mamá vinieran a salvarte. Nunca entendieron lo peligroso<br />
que era Peter. Sabía que tenías el monitor, pero tampoco esperaba a que vinieran<br />
ellos. ¿Sabes lo que solía hacerme Peter porque le impedía lastimarte?<br />
—Cállate —susurró En<strong>de</strong>r.<br />
Porque vio que su pecho temblaba, porque supo que le había lastimado <strong>de</strong><br />
verdad, porque supo que, al igual que Peter, había <strong>de</strong>scubierto su punto más débil<br />
y que le había clavado ahí el cuchillo, se quedó en silencio.<br />
—No les puedo vencer —dijo En<strong>de</strong>r en voz baja—. Algún día me encontraré<br />
allí como Mazer Rackham, y todo el mundo <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>rá <strong>de</strong> mí, y no seré capaz <strong>de</strong><br />
hacerlo.<br />
—Si tú no pue<strong>de</strong>s, En<strong>de</strong>r, nadie podrá. Si tú no les pue<strong>de</strong>s vencer, merecen<br />
ganar porque son más fuertes y mejores que nosotros. No será tu culpa.<br />
—Díselo a los muertos.<br />
—Si no eres tú, ¿quién entonces?<br />
—Cualquiera.<br />
—Nadie, En<strong>de</strong>r. Te voy a <strong>de</strong>cir una cosa. Si lo intentas y pier<strong>de</strong>s, no será<br />
culpa tuya. Pero si no lo intentas y per<strong>de</strong>mos, será por tu culpa. Nos habrás<br />
matado a todos.<br />
—De todos modos, soy un asesino.<br />
—¿Qué otra cosa podrías ser? Los seres humanos no <strong>de</strong>sarrollaron el cerebro<br />
para tumbarse en los lagos. Matar es lo primero que aprendimos. E hicimos bien,<br />
o estaríamos muertos, y los tigres poseerían la Tierra.<br />
—Nunca pu<strong>de</strong> vencer a Peter. Hiciera lo que hiciera o dijera lo que dijera.<br />
No pu<strong>de</strong>.