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estaría muerto antes <strong>de</strong> su llegada, seguía siendo la única persona que podía<br />
enten<strong>de</strong>r a los insectores como y o los entendía. Era, pensaron, la única persona<br />
que había <strong>de</strong>rrotado a los insectores ayudado por la inteligencia, no por la suerte.<br />
Me necesitaban aquí para… enseñar a la persona que mandaría la flota.<br />
—Así que te metieron en una astronave y te pusieron a una velocidad<br />
relativista.<br />
—Y entonces me di la vuelta y vine a casa. Un viaje muy tedioso, En<strong>de</strong>r.<br />
Cincuenta años en el espacio. Oficialmente, para mí sólo pasaron ocho años, pero<br />
me sentía como si hubieran pasado quinientos. Sólo para que pudiera enseñar al<br />
siguiente comandante todo lo que sé.<br />
—Entonces, ¿y o voy a ser el siguiente comandante?<br />
—Digamos que <strong>de</strong> momento eres nuestra mejor alternativa.<br />
—¿Están preparando a alguien más?<br />
—No.<br />
—Entonces, eso me convierte en la única alternativa.<br />
Mazer se encogió <strong>de</strong> hombros.<br />
—Excepto tú. Todavía estás vivo, ¿no? ¿Por qué no tú?<br />
Mazer negó con la cabeza.<br />
—¿Por qué no? Les venciste una vez.<br />
—No puedo ser el comandante por abundantes y po<strong>de</strong>rosas razones.<br />
—Enséñame cómo <strong>de</strong>rrotaste a los insectores, Mazer.<br />
<strong>El</strong> rostro <strong>de</strong> Mazer se tornó inescrutable.<br />
—Me has mostrado las otras batallas siete veces al menos. Creo que he visto<br />
formas <strong>de</strong> superar lo que hicieron los insectores en anteriores situaciones, pero<br />
nunca me has mostrado cómo les venciste <strong>de</strong> verdad.<br />
—Ese ví<strong>de</strong>o es un secreto rigurosamente guardado, En<strong>de</strong>r.<br />
—Lo sé. Lo he reconstruido parcialmente. Tú, con tu diminuta fuerza <strong>de</strong><br />
reserva, y su armada, esas gran<strong>de</strong>s astronaves <strong>de</strong> enorme barriga lanzando sus<br />
enjambres <strong>de</strong> cazas. Tú te precipitas hacia una nave, le disparas, una explosión.<br />
Ahí es don<strong>de</strong> siempre se <strong>de</strong>tienen los ví<strong>de</strong>os. Después <strong>de</strong> eso sólo se ven soldados<br />
entrando en las naves insectoras y encontrándolos ya muertos. —Mazer esbozó<br />
una sonrisa.<br />
—Demasiado para ser un secreto rigurosamente guardado. Venga, veamos el<br />
ví<strong>de</strong>o.<br />
Estaban solos en la sala <strong>de</strong> ví<strong>de</strong>o, y En<strong>de</strong>r palmeó la puerta para cerrarla.<br />
—De acuerdo, veámoslo.<br />
<strong>El</strong> ví<strong>de</strong>o mostraba exactamente lo que En<strong>de</strong>r había reconstruido. <strong>El</strong><br />
lanzamiento suicida <strong>de</strong> Mazer hacia el corazón <strong>de</strong> la formación enemiga, la<br />
explosión individual, y luego…<br />
Nada. La nave <strong>de</strong> Mazer siguió, esquivando la onda expansiva, tejiendo su<br />
camino entre las <strong>de</strong>más naves insectoras. No le dispararon. No cambiaron <strong>de</strong>