06.06.2018 Views

El juego de Ender - Orson Scott Card

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Gigante. Siendo niño, había jugado en ese lugar <strong>de</strong>masiadas veces como para no<br />

reconocerlo. Pero no era posible. <strong>El</strong> or<strong>de</strong>nador <strong>de</strong> la Escuela <strong>de</strong> Batalla no podía<br />

haber visto ese lugar.<br />

Miró por los anteojos en una dirección que conocía bien, con el temor y la<br />

esperanza <strong>de</strong> ver lo que pertenecía a ese sitio.<br />

Columpios y toboganes. Barras <strong>de</strong> monos. Ahora cubiertas <strong>de</strong> vegetación,<br />

pero las formas seguían siendo inconfundibles.<br />

—Alguien ha tenido que construir esto —dijo Abra—. Fíjate en esta calavera,<br />

no es roca, aunque lo parece. Es hormigón.<br />

—Lo sé —dijo En<strong>de</strong>r—. Lo construy eron para mí.<br />

—¿Qué?<br />

—Conozco este lugar, Abra. Los insectores lo construy eron para mí.<br />

—Los insectores estaban muertos cincuenta años antes <strong>de</strong> que viniéramos<br />

aquí.<br />

—Tienes razón, es imposible, pero sé lo que digo, Abra, no te puedo llevar<br />

conmigo. Pue<strong>de</strong> ser peligroso. Si me conocían lo suficiente para construir este<br />

lugar, podrían haber planeado…<br />

—Atraparte.<br />

—Por haberles matado.<br />

—No vay as entonces, En<strong>de</strong>r. No hagas lo que quieren que hagas.<br />

—Si buscan la venganza, Abra, no me importa. Pero a lo mejor, no. A lo<br />

mejor esto es lo más parecido a hablar que podían hacer. Como escribirme una<br />

nota.<br />

—No sabían leer ni escribir.<br />

—A lo mejor estaban aprendiendo cuando murieron.<br />

—De acuerdo, pero tan cierto como que estoy aquí que no me voy a quedar<br />

quieto por ahí fuera mientras te llevan a algún sitio. Voy contigo.<br />

—No. Eres <strong>de</strong>masiado joven para arriesgarte.<br />

—No me vengas con esas. Eres En<strong>de</strong>r Wiggin. No me hables <strong>de</strong> lo que pue<strong>de</strong><br />

hacer o no un niño <strong>de</strong> once años.<br />

Volaron juntos en el helicóptero, sobrevolando el patio <strong>de</strong> recreo, los bosques,<br />

el pozo <strong>de</strong>l claro <strong>de</strong>l bosque. Luego lo vieron; el acantilado, con una cueva en la<br />

pared y un antepecho justo don<strong>de</strong> <strong>de</strong>bería estar el Fin <strong>de</strong>l Mundo. Y allí, a lo<br />

lejos, justo don<strong>de</strong> <strong>de</strong>bería estar el Juego <strong>de</strong> Fantasía, estaba la torre <strong>de</strong>l castillo.<br />

Dejó a Abra con el helicóptero.<br />

—No me sigas, y si al cabo <strong>de</strong> una hora no he vuelto, ve a casa.<br />

—Traga, En<strong>de</strong>r. Voy contigo.<br />

—Traga tú, Abra, o te pringaré <strong>de</strong> barro.<br />

A pesar <strong>de</strong>l tono <strong>de</strong> broma <strong>de</strong> En<strong>de</strong>r, Abra se dio cuenta <strong>de</strong> que lo <strong>de</strong>cía en<br />

serio, y se quedó.<br />

Las pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la torre estaban melladas y fue fácil escalarlas. Querían que

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!