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—Sí.<br />
—Entonces soy tu amigo, En<strong>de</strong>r, y estoy aquí y hago prácticas contigo.<br />
Los chicos may ores volvieron, pero muy pocos eran comandantes. La<br />
may oría eran miembros <strong>de</strong> un par <strong>de</strong> escuadras. En<strong>de</strong>r reconoció los uniformes<br />
Salamandra. También a un par <strong>de</strong> Ratas. Esta vez no tomaron nombres. Se<br />
limitaron a burlarse y a gritar y ridiculizar a los reclutas cuando intentaban<br />
dominar técnicas difíciles con músculos no fortalecidos. Eso comenzó a afectar a<br />
unos cuantos chicos.<br />
—Escuchadles —dijo En<strong>de</strong>r a los chicos—. Apren<strong>de</strong>d <strong>de</strong> memoria lo que<br />
dicen. Si alguna vez queréis que vuestros enemigos pierdan los estribos, gritadles<br />
cosas así. Les hace hacer tonterías, les hace per<strong>de</strong>r el control. Pero nosotros no<br />
per<strong>de</strong>mos el control.<br />
Shen cogió la i<strong>de</strong>a al <strong>de</strong>dillo, y tras cada mofa <strong>de</strong> los chicos mayores, hacía<br />
que un grupo <strong>de</strong> reclutas recitara lo que habían dicho, en voz alta, cinco o seis<br />
veces. Cuando comenzaron a cantar las pullas como si fueran estribillos, unos<br />
cuantos chicos mayores se <strong>de</strong>spegaron <strong>de</strong> la pared y se dirigieron hacia ellos en<br />
busca <strong>de</strong> pelea.<br />
Los trajes refulgentes estaban diseñados para guerras <strong>de</strong> ray os inofensivos;<br />
ofrecían muy poca protección y obstaculizaban consi<strong>de</strong>rablemente el<br />
movimiento si se llegaba al cuerpo a cuerpo en gravedad nula. De todas formas,<br />
la mitad <strong>de</strong> los chicos estaban irradiados y no podían pelear; pero la rigi<strong>de</strong>z <strong>de</strong> sus<br />
trajes les hacía potencialmente útiles. En<strong>de</strong>r or<strong>de</strong>nó rápidamente a sus reclutas<br />
que se reunieran en la otra esquina <strong>de</strong> la sala. Los chicos may ores se rieron <strong>de</strong><br />
ellos con incluso más saña, y, viendo al grupo <strong>de</strong> En<strong>de</strong>r en retirada, algunos que<br />
se habían quedado en la pared vinieron a unirse al ataque.<br />
En<strong>de</strong>r y Alai <strong>de</strong>cidieron arrojar un recluta congelado a la cara <strong>de</strong> un<br />
enemigo. <strong>El</strong> recluta congelado golpeó al otro en el casco, y los dos rebotaron<br />
como bolas <strong>de</strong> billar. <strong>El</strong> chico may or se llevó las manos al pecho, don<strong>de</strong> le había<br />
dado el casco, y emitió un grito <strong>de</strong> dolor.<br />
<strong>El</strong> tiempo <strong>de</strong> las burlas había pasado. Los <strong>de</strong>más chicos may ores se lanzaron<br />
a la batalla. En<strong>de</strong>r no tenía muchas esperanzas <strong>de</strong> que sus chicos salieran sanos y<br />
salvos. Pero el enemigo venía a la buena <strong>de</strong> Dios, <strong>de</strong>scoordinadamente; no<br />
habían actuado nunca juntos, mientras que los <strong>de</strong> la pequeña escuadra <strong>de</strong><br />
prácticas <strong>de</strong> En<strong>de</strong>r, aunque ahora eran sólo una docena, se conocían bien y<br />
sabían actuar juntos.<br />
—¡A<strong>de</strong>lante nova! —gritó En<strong>de</strong>r.<br />
Los <strong>de</strong>más chicos se rieron. Se unieron en tres grupos, con los pies juntos, los<br />
cuerpos en cuclillas y las manos unidas formando pequeñas estrellas contra la<br />
pared negra.<br />
—Les eludiremos y nos dirigiremos todos a la puerta. ¡Ahora!<br />
A esta señal, las tres estrellas estallaron, y cada chico salió lanzado en una