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www.wzo.org.il/es<br />
<strong>el</strong> tzitzit, lo hacen sin bendición conforme a <strong>la</strong> opinión<br />
de parte de los exégetas, y algunos dijeron: con<br />
bendición”<br />
No es sino hasta <strong>el</strong> siglo XIV que nos encontramos con un testimonio<br />
escrito acerca de <strong>la</strong> oposición rotunda al uso d<strong>el</strong> tzitzit por parte de <strong>la</strong><br />
<strong>mujer</strong>, de lo que nuevamente queda c<strong>la</strong>ro que su uso era frecuente entre<br />
ciertos sectores de <strong>la</strong> sociedad judía femenina. Conforme a los historiadores,<br />
este fenómeno tal vez pueda r<strong>el</strong>acionarse a <strong>la</strong> intensificación d<strong>el</strong> rezo<br />
entre <strong>la</strong>s <strong>mujer</strong>es. Tal como vimos, existían incluso minianim y sinagogas<br />
sólo para <strong>mujer</strong>es, fundamentalmente en Asquenaz. Estos temas no han sido<br />
aún suficientemente investigados, aunque los últimos estudios históricos<br />
hab<strong>la</strong>n c<strong>la</strong>ramente de <strong>la</strong> existencia de una <strong>el</strong>ite femenina sobre todo<br />
en Alemania, que participaba activamente en <strong>la</strong> vida r<strong>el</strong>igiosa recitando,<br />
entre otras acciones, <strong>la</strong>s plegarias cotidianas y en ese marco, aunque no necesariamente<br />
r<strong>el</strong>acionado, se encuentra <strong>el</strong> tema d<strong>el</strong> uso d<strong>el</strong> tzitzit.<br />
La referencia de los poskim, no sólo en cuanto al uso sino en cuanto<br />
a <strong>la</strong> participación de <strong>la</strong> <strong>mujer</strong> en <strong>la</strong> preparación de los tzitziot para los<br />
hombres, <strong>la</strong> encontramos en <strong>la</strong> Responsa d<strong>el</strong> Maharil10 quien escribe por<br />
un <strong>la</strong>do “que en <strong>el</strong> lugar donde existe un hombre que sabe preparar <strong>el</strong> tzitzit<br />
(atarlos como lo explicáramos en este capítulo) no lo realizará una <strong>mujer</strong>”,<br />
siguiendo de hecho <strong>el</strong> fallo anterior dado por <strong>el</strong> Maharam de Rotenburgo.<br />
Sin embargo, parecería que este fallo no cambió <strong>la</strong> realidad según<br />
<strong>la</strong> cual <strong>la</strong>s <strong>mujer</strong>es no sólo preparaban <strong>el</strong> tzitzit sin que también los vestían.<br />
“Dijo <strong>el</strong> Maharil que en <strong>el</strong> lugar donde existe un hombre que sabe<br />
preparar <strong>el</strong> tzitzit no lo realizará una <strong>mujer</strong>. Y dijo que no le queda c<strong>la</strong>ro<br />
por qué hay <strong>mujer</strong>es que se imponen a sí mismas <strong>la</strong> obligación d<strong>el</strong> tzitzit.<br />
Y le preguntaron ¿Por qué no protesta ante <strong>la</strong> Rabanit11, <strong>la</strong> señora Brona<br />
en su ciudad quien todo <strong>el</strong> tiempo viste Talit Katán?. Y respondió: Porque<br />
<strong>el</strong><strong>la</strong> tal vez no me escucharía y en este caso entonces es preferible que actúen<br />
por error a que actúen intencionadamente. Si bien vi <strong>mujer</strong>es que visten<br />
<strong>el</strong> tzitzit, e incluso una aquí en nuestro barrio, me parece que es sorprendente<br />
y lo considero una arrogancia y son l<strong>la</strong>madas legas12.<br />
De esta cita no sólo queda c<strong>la</strong>ro que no se trata de un asunto personal, sino<br />
de una costumbre en <strong>el</strong> seno de <strong>la</strong>s <strong>mujer</strong>es d<strong>el</strong> lugar. Mas aún aprendemos<br />
que <strong>el</strong> Maharil, figura central en su época, sabe que su protesta no<br />
ayudará y que <strong>la</strong>s <strong>mujer</strong>es no escucharán su argumento por lo cual prefiere<br />
no advertir<strong>la</strong>s de manera directa. Caso contrario, <strong>la</strong>s obligaría a desobedecer<br />
conscientemente un fallo, mientras que a través de su silencio puede<br />
considerar <strong>la</strong> actitud de <strong>la</strong>s <strong>mujer</strong>es como surgida d<strong>el</strong> error y no de <strong>la</strong><br />
intención de <strong>la</strong> vio<strong>la</strong>ción de lo que él considera normativo.<br />
Por otro <strong>la</strong>do y no menos importante, <strong>el</strong> Maharil menciona por pri-