Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
234/<br />
www.wzo.org.il/es<br />
sol. Y era ese niño recién nacido, nuestro padre Abraham<br />
de bendita memoria. Pero, <strong>la</strong> alegría no duró<br />
mucho. Se sentó y lloró, y hab<strong>la</strong>ba a su corazón acerca<br />
de su hijo recién nacido, diciendo: ‘Pobre de ti, mi<br />
hijo, pobre, <strong>el</strong> fruto de mi vientre, pobrecito, que te<br />
traje a este mundo en este tiempo d<strong>el</strong> reinado d<strong>el</strong><br />
malvado Nimrod, quien, por ti, asesinó a 70.000 valiosos<br />
niños. Y yo temeré por ti también de su ley horrible<br />
y..., porque si <strong>el</strong> rey se enterara de ti también a ti<br />
matará. Prefiero que mueras en esta cueva antes de<br />
verte degol<strong>la</strong>do derramando tu sangre sobre mi pecho’.<br />
Y se quitó de sus ropas y envolvió con <strong>el</strong><strong>la</strong>s al niño<br />
y lo abandonó en <strong>la</strong> cueva, diciendo: ‘Que <strong>el</strong> Señor<br />
tu Dios esté contigo, que no te abandone’...<br />
Abraham es abandonado por su madre y recordemos que no es <strong>el</strong><br />
único niño abandonado, aunque sí <strong>el</strong> primero en <strong>la</strong>s Escrituras. En ese<br />
abandono es conforme al midrash <strong>el</strong> momento de su primer contacto con<br />
Dios. Abraham es abandonado sin comida y sin una nodriza que lo amamante<br />
y comienza a llorar...<br />
y escuchó Dios <strong>la</strong> voz d<strong>el</strong> niño y le envió su áng<strong>el</strong><br />
Gabri<strong>el</strong> quien le hizo succionar leche su dedo meñique<br />
de su mano derecha y le dio vida. Y mamó<br />
Abraham de él hasta que tuvo diez días y se puso en<br />
pie y caminó y encontró <strong>la</strong> entrada de <strong>la</strong> caverna y salió<br />
de <strong>el</strong><strong>la</strong>... y se puso <strong>el</strong> sol y salieron <strong>la</strong>s estr<strong>el</strong><strong>la</strong>s y<br />
dijo Abraham: Estas son Dios. Mas cuando vino <strong>el</strong><br />
amanecer y desaparecieron <strong>la</strong>s estr<strong>el</strong><strong>la</strong>s y no pudo<br />
ver<strong>la</strong>s, dijo: No, no son estas Dios, y no <strong>la</strong>s reverenciaré.<br />
Y cuando vino <strong>el</strong> día y salió <strong>el</strong> sol dijo: Este es dios<br />
y lo adoraré, pero cuando terminó <strong>el</strong> día y vino <strong>la</strong> luna,<br />
dijo: no, no es este Dios y no lo veneraré... seguramente<br />
hay quien mueve todos los astros d<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o, y<br />
mientras decía así en su corazón, vino <strong>el</strong> áng<strong>el</strong> Gabri<strong>el</strong><br />
y le dijo Abraham: ¿Quién eres? Y le dijo: soy <strong>el</strong> áng<strong>el</strong><br />
Gabri<strong>el</strong>, un enviado d<strong>el</strong> Santo Bendito Sea. Y lo llevó<br />
Gabri<strong>el</strong> hasta <strong>el</strong> manantial y le <strong>la</strong>vó sus manos y sus<br />
pies y le rezaron al Señor y se prosternaron ante él...<br />
Conforme a este r<strong>el</strong>ato, Abraham, <strong>el</strong> niño, conoce a Dios a través de<br />
su emisario, <strong>el</strong> áng<strong>el</strong> Gabri<strong>el</strong>. Mientras tanto y siempre conforme al r<strong>el</strong>ato<br />
d<strong>el</strong> midrash, <strong>la</strong> madre de Abraham regresa al hogar y llora amargamente