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El martillo y la hoz y otros cuentos - Isliada

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NARRATIVA<br />

estación y desde entonces no ha hecho otra cosa que observarme.<br />

Yo me incomodo, trato de taparme el rostro con el libro pero<br />

resulta peor porque no puedo ver lo que hace, hacia dónde mira.<br />

Quizás si le doy a leer el libro de Carroll se entretenga un rato, se<br />

deje llevar a través del túnel en el suelo y desaparezca tras un<br />

conejo b<strong>la</strong>nco, pero entonces perdería mi libro.<br />

Los viejos mantienen <strong>la</strong> vista en el reloj de <strong>la</strong> catedral con una<br />

fuerza tenaz. Decidimos sentarnos en un banco del extremo<br />

opuesto del parque, el<strong>la</strong> me dijo que <strong>la</strong> imagen era muy sugerente,<br />

tiene <strong>la</strong> manía de hacer literatura con elementos comunes. Traté<br />

de enseñarle el juego de los Beatles, como mismo me lo habían<br />

enseñado Legna y Raúl. Debía mencionar una primera canción y<br />

yo otra que comenzara con <strong>la</strong> última letra de su título. <strong>El</strong><strong>la</strong> dijo<br />

que solo dejaría de ser aburrido si apostábamos algo. La primera<br />

vez aposté mi disco de Red Hot Chili Peppers contra un beso que<br />

rebasara los dos minutos, perdí el disco cuando me quedé sin<br />

canciones después de Yellow Submarine. Las apuestas fueron<br />

cada vez mayores. Perdí muchas cosas y solo gané un striptease<br />

muy básico, de alguien que no sabe desnudarse con gracia.<br />

La ferromoza anuncia que haremos una parada de treinta<br />

minutos en <strong>la</strong> estación.<br />

Salgo a <strong>la</strong> calle y pregunto por <strong>la</strong> farmacia más cercana.<br />

Los dolores en el pecho vuelven como estacas c<strong>la</strong>vadas a golpe<br />

de <strong>martillo</strong>.<br />

Camino una, dos, tres cuadras.<br />

La dependienta me dice que hace un mes no entran esas pastil<strong>la</strong>s,<br />

que pruebe suerte en <strong>la</strong> otra farmacia, queda como a un<br />

kilómetro bajando por <strong>la</strong> calle principal.<br />

Le pido al mensajero que me lleve en su bicicleta.<br />

Me mira.<br />

Lo piensa.<br />

Me mira.<br />

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