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El martillo y la hoz y otros cuentos - Isliada

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CIENCIA FICCIÓN<br />

más—, convocaba a miles de espectadores a asistir virtual o personalmente<br />

a cada cartel de pugilismo mental, todos ansiosos de<br />

ver sangrar por <strong>la</strong> nariz, por los oídos y por los ojos a los luchadores…<br />

y muchos además de apostar hasta <strong>la</strong> camisa por uno de<br />

aquellos dos temerarios.<br />

A los que, lógicamente, nadie obligaba a participar en tan<br />

peligrosa contienda, por mucho dinero que hubiera en juego…<br />

<strong>El</strong> combate estaba a punto de comenzar. En el centro del cuadrilátero,<br />

con experta soltura, los técnicos electrónicos cubanos<br />

ya ponían a punto el complejo y carísimo MIO (intensificador de<br />

ondas mentálicas, por sus sig<strong>la</strong>s en voläpuk, <strong>la</strong> nueva lengua<br />

internacional). Comprobado su perfecto funcionamiento, cubrieron<br />

el inmenso bloque de inextricables circuitos con un chasis<br />

metálico y oblongo; <strong>la</strong> mesa sobre <strong>la</strong> que se enfrentarían los púgiles,<br />

mente contra mente, según el principio de neuro feed-back<br />

por mediación tecnológica.<br />

Meticulosos, los paramédicos del patio aseguraron los puntos<br />

de apoyo para <strong>la</strong> quijada y los brazos de ambos contendientes, y<br />

revisaron con cuidado <strong>la</strong>s pantal<strong>la</strong>s que, colocadas detrás y encima<br />

del sitio de cada “boxeador”, servían para que ambos pudieran<br />

visualizar al detalle <strong>la</strong> actividad cerebral de su contrario.<br />

Luego comprobaron por <strong>la</strong> misma parsimonia los neurocascos<br />

amortiguadores de los golpes mentálicos, que, según los ancianos<br />

que recordaban el “auténtico” pugilismo, no eran sino un sofisticado<br />

sucedáneo moderno de los antiguos guantes acolchados.<br />

Cada contacto fue probado varias veces, para que sólo los<br />

boxeadores pudiesen atacar y ser atacados mentalmente. Se<br />

corroboró que los botones de rendición funcionaran sin problemas;<br />

y por supuesto, también el circuito de transmisión y proyección<br />

de <strong>la</strong>s acciones mentales a <strong>la</strong>s pantal<strong>la</strong>s del jurado y a <strong>la</strong>s del<br />

público.<br />

Entretanto, en esquinas alternas del cuadrilátero, ambos<br />

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