06.12.2012 Views

El martillo y la hoz y otros cuentos - Isliada

El martillo y la hoz y otros cuentos - Isliada

El martillo y la hoz y otros cuentos - Isliada

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

CIENCIA FICCIÓN<br />

cial, nada más que dejarlo inhabitable por un <strong>la</strong>rgo rato.<br />

<strong>El</strong> Coco dio un respingo. —Contra, mi hermano. Eso es grave.<br />

¿Y se supone que lo hagamos con esta gente?<br />

<strong>El</strong> rubio se dio <strong>la</strong> vuelta y observó a los hombres. —No importa<br />

—dijo volviendo a encarar al Coco—. Sólo tienen que hacer<br />

bulto. Yo y tú somos los que vamos a hacer esto. Yo llevo lo<br />

pesado y tú me cubres.<br />

—¿Y si se te rajan?<br />

—Tengo cuatro tipos haciendo <strong>la</strong> pa<strong>la</strong> —dijo <strong>El</strong> Cara—, repartiendo<br />

Yerba Negra, coca, hongo, Pata Caimán, Seboruca, pastil<strong>la</strong>s,<br />

de todo. No se va a rajar nadie. A ti no te ofrezco porque no<br />

es lo tuyo.<br />

<strong>El</strong> negro sonrió, dio <strong>la</strong> última cachada al cigarrillo y botó el<br />

extremo casi inexistente.<br />

Cuando <strong>la</strong> ínfima colil<strong>la</strong> cayó entre los matojos, <strong>El</strong> Cara se<br />

aproximó al otro hombre. —Coco, mi hermano, ¿de dónde tú<br />

sacaste a estos dos?<br />

<strong>El</strong> Coco se echó hacia atrás, poniendo <strong>la</strong>s manos ante sí como<br />

si temiera que el rubio fuera a desplomarse sobre él. —No te me<br />

pegues tanto, que me parece que me vas a dar un beso o cualquier<br />

mariconada.<br />

—Yo confiaba en que al menos tú me ibas a conseguir gente<br />

seria.<br />

—No se pudo, mi socio —dijo <strong>El</strong> Coco—. Es que estoy arrancado,<br />

no tengo ni para pagar el cuarto. Y así no te respetan, los<br />

duros de verdad no te siguen.<br />

<strong>El</strong> Cara puso una mano sobre el hombro del otro. —No hay<br />

problema. Cuando esto se acabe, vas a nadar en dinero. Ven —<br />

señaló hacia atrás con un movimiento de cabeza—, ayúdame a<br />

ponerle el blindaje a los carros.<br />

<strong>El</strong> Coco se cruzó el fusil a <strong>la</strong> espalda y siguió al Cara hasta <strong>la</strong><br />

parte posterior de una furgoneta, contento de tener algo físico que<br />

247

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!