06.12.2012 Views

El martillo y la hoz y otros cuentos - Isliada

El martillo y la hoz y otros cuentos - Isliada

El martillo y la hoz y otros cuentos - Isliada

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

CIENCIA FICCIÓN<br />

hombro del otro brazo. —Recójanlo a él también —dijo—, lo que<br />

queda —miró con asombro el cadáver casi descabezado.<br />

Los demás se movieron con premura, cargando cuerpos entre<br />

tres y hasta cuatro personas, torpemente y sin consideración con<br />

los que aún podían quejarse.<br />

—¡Los muertos en el de Yuzaima! —dijo <strong>El</strong> Cara—. Y que<br />

nadie se monte ahí. Tú sí, Coco, tú vienes conmigo.<br />

<strong>El</strong> negro estaba ensimismado observando al hombre tendido<br />

en el suelo, pero hizo un gesto de que había oído al jefe.<br />

—¡Coño! —gritó de repente el rubio—. ¡Somos unos locos!<br />

¡Somos los mejores! ¡Aquí sí hay! —y disparó el revólver al aire.<br />

Los hombres se movieron más rápido, en tanto <strong>El</strong> Cara y <strong>El</strong><br />

Coco supervisaban al buen tuntún. Cuando <strong>la</strong> exp<strong>la</strong>nada estuvo<br />

vacía, en unos minutos, ambos se montaron en <strong>la</strong> furgoneta<br />

donde habían colocado a los muertos, cinco en total.<br />

—Contra, ¿de verdad hay que llevarse a los muertos? —dijo<br />

<strong>El</strong> Coco mientras intentaba acomodarse; tuvo que poner los pies<br />

sobre un cadáver, en una parte limpia del cuerpo—. ¿Para qué,<br />

para abono?<br />

—Para que <strong>la</strong> policía no busque a los que saben que son amigos<br />

de los muertos, cuando los identifiquen —explicó <strong>El</strong> Cara—.<br />

Ahora, bueno, se van a demorar un poco más, van a tener que<br />

hacer análisis de <strong>la</strong> sangre.<br />

<strong>El</strong> Coco asintió, comp<strong>la</strong>cido. —Y hoy llueve —afirmó—. ¿No<br />

lo sabías? —dijo al ver asombro en el otro—. Pensé que lo sabías.<br />

—No, no sabía —dijo sorprendido el rubio—. Qué suerte, mi<br />

socio. Qué suerte hemos tenido—. <strong>El</strong> Cara bajó <strong>la</strong> vista y comenzó<br />

a cal<strong>la</strong>r.<br />

<strong>El</strong> Coco se palmeó los muslos. —Cara, nos <strong>la</strong> vimos cerca —<br />

dijo—. Aquí mismo —sostuvo <strong>la</strong> palma de <strong>la</strong> mano a centímetros<br />

del rostro.<br />

Del otro <strong>la</strong>do del vehículo, <strong>El</strong> Cara jugueteaba en silencio con<br />

267

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!