06.12.2012 Views

El martillo y la hoz y otros cuentos - Isliada

El martillo y la hoz y otros cuentos - Isliada

El martillo y la hoz y otros cuentos - Isliada

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

CIENCIA FICCIÓN<br />

mas. Sin embargo, inmediatamente debajo, en el menú, <strong>la</strong> casa<br />

ofrecía tempura, tensuki soba y kitsune udón. Si algo aborrecía el<br />

joven Cheng era <strong>la</strong> tendencia occidental a asociar lo chino con lo<br />

japonés, y los nativos parecían sufrir<strong>la</strong> en grado insuperable.<br />

Además, ahí no paraba; Cheng pudo ver, en <strong>la</strong> caja abierta de un<br />

cliente que salía, que le echaban salsa de tomate a los fideos tensuki.<br />

Decidió no ordenar nada. Prefería pasar hambre a soportar<br />

una comida probablemente mal hecha y de seguro servida con<br />

obsequiosidad inepta. Levantó <strong>la</strong> cubierta del pad de control del<br />

auto para encenderlo y <strong>la</strong>rgarse; pero justo en el último instante<br />

antes de que apartara <strong>la</strong> vista del cartel de comida rápida, un<br />

grupo de putas pasó frente al local, y una de el<strong>la</strong>s hizo contacto<br />

visual con él.<br />

Cheng bajó <strong>la</strong> vista tan rápido como pudo, maldiciéndose por<br />

haber olvidado oscurecer los cristales del auto; ya era tarde. Las<br />

putas, tres, se acercaron ágilmente al vehículo. Una de el<strong>la</strong>s se<br />

corrió <strong>la</strong> incalificable pieza superior de su ropa y ap<strong>la</strong>stó ambos<br />

senos contra <strong>la</strong> ventanil<strong>la</strong>; otra adhirió <strong>la</strong> boca abierta contra el<br />

vidrio, succionando y moviendo <strong>la</strong> lengua en círculos; <strong>la</strong> tercera<br />

saltó a <strong>la</strong> capota, se subió <strong>la</strong> falda y se sentó en el parabrisas. Para<br />

asco de Cheng, fue evidente que en primer lugar <strong>la</strong> puta no llevaba<br />

ropa interior, y en segundo, que no era el<strong>la</strong> sino él.<br />

<strong>El</strong> pad de mando estaba abierto como una oportunidad, y<br />

Cheng encontró el switch de <strong>la</strong> descarga electrostática.<br />

La/el puta/puto saltó como una mosca de una mesa y cayó<br />

de<strong>la</strong>nte del auto. Cheng se echó a reír al momento, y rió con más<br />

ganas cuando vio al travestí levantarse quejoso y comenzar a<br />

gesticu<strong>la</strong>r y manotear con gran aspaviento y bravata, pero eso sí,<br />

sin tocar el vehículo. Como <strong>la</strong> insonorización del auto hacía <strong>la</strong><br />

escena silente, era doblemente hi<strong>la</strong>rante; Cheng se retorció agarrándose<br />

el vientre entre carcajadas y lágrimas. Era aun otra<br />

227

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!