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El martillo y la hoz y otros cuentos - Isliada

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CIENCIA FICCIÓN<br />

misma fórmu<strong>la</strong>. Con el c<strong>la</strong>ro propósito de derribar los mangos<br />

para luego saborearlos, tomaron piedras y <strong>la</strong>s <strong>la</strong>nzaron… Sólo<br />

que, ¿y cuál no sería su sorpresa al descubrirlo?, al impacto de sus<br />

proyectiles contra <strong>la</strong>s ramas, en lugar de caer mangos, comenzaron<br />

a caer... ¡gallinas!”.<br />

“En efecto: arrojaron una piedra y cayó una gallina; luego aún<br />

otra piedra y cayó todavía otra gallina, y así sucesivamente…<br />

hasta que tuvieron seis aves a sus pies”.<br />

“Mi pregunta lógica es, entonces: ¿Qué culpa tienen ellos de<br />

que estos valiosos pero impredecibles animales se hubieran subido<br />

sobre el árbol y permanecieran ocultos en <strong>la</strong>s ramas?”.<br />

“Pues <strong>la</strong> respuesta está c<strong>la</strong>ra: ¡Ninguna, respetables Jueces!”.<br />

“Debido a lo cual, y esta es mi opinión definitiva, insisto en<br />

que sería por completo injusto castigar a mis defendidos por <strong>la</strong><br />

acción de estos animales. Por tanto, solicitamos <strong>la</strong> inmediata liberación<br />

de los ciudadanos Mijail Kasparov y Joan D’ Bergerath<br />

mediante un fallo absolutorio, así como <strong>la</strong> devolución de sus<br />

bienes confiscados en carácter de depósito; en concreto, de esas<br />

seis gallinas, que según <strong>la</strong> legis<strong>la</strong>ción citada pertenecen con toda<br />

propiedad a mis representados. Es todo. Muchas gracias.”<br />

Terminado el alegato miró a <strong>la</strong>s IAs; le habían informado que<br />

con el cambio de los humanos por máquinas ya no tendría que<br />

esperar <strong>la</strong>rgos minutos y hasta horas por el fallo. Los poderosísimos<br />

cerebros artificiales no sólo funcionaban a gran velocidad,<br />

sino que además se decía en que, como también podían comunicarse<br />

electrónicamente entre ellos, podían dictar cualquier sentencia<br />

en cuestión de segundos.<br />

Sin embargo, los jueces no hab<strong>la</strong>ban… y tuvo que pasar casi<br />

un minuto entero para que una voz metálica resonara en <strong>la</strong> Sa<strong>la</strong>:<br />

—A todos los presentes le informamos que debido sabotajes<br />

realizados por grupúsculos contrarios a nuestros principios, así<br />

como al injusto bloqueo económico interpuesto por los Estados<br />

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