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El martillo y la hoz y otros cuentos - Isliada

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CIENCIA FICCIÓN<br />

<strong>la</strong> tradición del antiguo y actualmente prohibidísimo box convencional.<br />

Luego, al nuevo estilo, tomaron asiento y apoyaron <strong>la</strong><br />

barbil<strong>la</strong> y <strong>la</strong>s manos en los soportes correspondientes.<br />

<strong>El</strong> árbitro activó el MIO a través de su conso<strong>la</strong> y dio inicio el<br />

primer round.<br />

Con fiero instinto, ambos boxeadores, maestros del neuro<br />

feed-back, buscaban <strong>la</strong>s zonas cerebrales más sensibles y menos<br />

protegidas de su contrario, amagaban y arremetían, como en<br />

cualquier otro deporte de lucha. No necesitan estudiarse mucho;<br />

ya se conocían más que bien...<br />

“Mind-Boggler” comenzó <strong>la</strong> ofensiva con un rápido ataque al<br />

lóbulo de <strong>la</strong> visión de su oponente, pero <strong>la</strong> enérgica riposta del<br />

cubano produjo en su encéfalo tal desorden hipotalámico que,<br />

tras una erección instantánea, empezó a sudar a chorros.<br />

Captando <strong>la</strong> velocidad de reflejos de su contrincante, mayor<br />

que en su primer enfrentamiento, el norteamericano optó por<br />

cambiar prudentemente de táctica hacia una pelea de desgaste:<br />

mientras amagaba con directos a <strong>la</strong> pituitaria, comenzó de manera<br />

subrepticia a hacer estal<strong>la</strong>r neuropéptidos en el cerebro del<br />

antil<strong>la</strong>no, que poco a poco fueron adormeciéndolo.<br />

Por suerte, justo antes de caer dormido, “Sin-Cráneo” apeló a<br />

sus reservas de autocontrol, y recobrándose, contraatacó interfiriendo<br />

<strong>la</strong>s vías neuronales más recurrentes de su rival, lo que lo<br />

entorpeció de manera notable.<br />

Y sonó <strong>la</strong> campana. La puntuación en el primer round había<br />

sido mezquina, pero pareja: 7 a 7, marcaba el jurado, y el público<br />

no lo cuestionó. Los modernos métodos de arbitraje neuroelectrónico<br />

hacían indiscutibles <strong>la</strong>s decisiones arbitrales, excepto para<br />

los fanáticos más obtusos y parciales.<br />

Los entrenadores del norteño corrieron en <strong>la</strong> conso<strong>la</strong> de su<br />

púgil algunos ejercicios MENSA, mientras le hacían un TAC cerebral<br />

con una máquina portátil. Los del criollo, por su parte, lo<br />

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