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El martillo y la hoz y otros cuentos - Isliada

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CIENCIA FICCIÓN<br />

—¿Cómo qué, a ver? —preguntó—. De verdad me interesa saber.<br />

—Bueno, tú puedes ver todo este asunto del shift a <strong>la</strong> AD y<br />

Taisun, <strong>la</strong> compatibilidad con el mundo y los chinos, en términos<br />

de política y de economía; yo los veo en términos de resistencia.<br />

—¿Resistencia? ¿Qué es eso de resistencia?<br />

—La que tú quieras. Cultural, económica, política.<br />

—¿Pero resistencia a qué?<br />

—Resistencia a ser una provincia del mundo —dijo Sergio—,<br />

en vez de un país.<br />

—No te entiendo —Pedro agitó <strong>la</strong> cabeza nerviosamente—.<br />

¿Qué quieres decir con eso?<br />

—Que sería muy bonito ser parte del mundo si el mundo fuera<br />

un lugar bonito; pero no lo es. Y no lo digo yo; tú también lees <strong>la</strong><br />

prensa extranjera. Ahora mismo, hay más cosas ma<strong>la</strong>s que buenas<br />

ocurriendo, y precisamente <strong>la</strong>s cosas ma<strong>la</strong>s prefieren <strong>la</strong>s redes<br />

para moverse. Mucho fraude, mucho negocio incierto y desfavorable,<br />

contenido basura. Y a todas esas cosas se les traba el paraguas<br />

para entrar aquí; llega despacio, sin ganas.<br />

—También a <strong>la</strong>s cosas buenas, sabes —apuntó Pedro—, de<br />

entrada y de salida.<br />

—Es idea que te haces. Los turistas no vienen por cable ni por<br />

satélite, ni <strong>la</strong>s maquinarias; y los cítricos, el café, el tabaco, el<br />

níquel, los músicos, <strong>la</strong> mano de obra, todo sale por barco o avión.<br />

Pedro dio unos golpecitos con los dedos en el enlosado de <strong>la</strong><br />

meseta; el material no percutió en lo absoluto. —No es tan simple<br />

como tú dices. La inferioridad tecnológica respecto al resto del<br />

mundo no es sólo un problema de transmisión de datos; también<br />

tiene efectos económicos.<br />

—Inferioridad en informática de usuario, Pedro, nada más, y<br />

eso no tiene tanto peso en nuestra economía. No te sigas creyendo<br />

esa propaganda de “eleve <strong>la</strong> eficiencia de su empresa con los nuevos<br />

ordenadores Fu<strong>la</strong>no”. A <strong>la</strong> hora del cuajo, nuestra economía<br />

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