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El martillo y la hoz y otros cuentos - Isliada

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CIENCIA FICCIÓN<br />

dientes” en austeras letras rojas sobre fondo cobalto. —Bueno,<br />

tengo que ha<strong>la</strong>r para mi <strong>la</strong>do, para mi gente ¿no? Oye —dijo en<br />

aire de mofa— está bueno este título que inventaste; lo que más<br />

me gusta es <strong>la</strong> onda de <strong>la</strong> investigación.<br />

—Tengo que mantener el nombre de mi empresa; no puedo<br />

mandar a hacer un so<strong>la</strong>pín que diga “Informáticos merolicos y<br />

delincuentes a medio tiempo”.<br />

Ambos rieron discretamente.<br />

—Bien, Sergio —dijo Pedro tomando <strong>la</strong> cafetera—, en vista de<br />

que no te puedo convencer, te voy a dar más café, hasta que te<br />

vuelvas adicto y te pueda chantajear.<br />

—Tú sí sabes cómo. Pero espérate, que este café se merece mi<br />

taza especial.<br />

Sergio se llevó <strong>la</strong> mano a un bolsillo interior del chaleco y sacó<br />

un objeto compuesto de dos aros plásticos concéntricos, de cinco<br />

centímetros de diámetro el de afuera y algo menos el de adentro.<br />

<strong>El</strong> exterior era transparente y tenía por encima un reborde que<br />

cubría al interior; por debajo tenía adherida una pelícu<strong>la</strong> traslúcida<br />

de un material tenue, casi inexistente, que atrapaba al aro<br />

pequeño. —Echa en el medio, sin miedo —dijo presentando el<br />

objeto ante <strong>la</strong> cafetera.<br />

Pedro puso cara de fastidio mientras dejaba caer un chorro<br />

tímido de café. Para su sorpresa, en cuanto el líquido tocó el<br />

material traslúcido, este cedió como una te<strong>la</strong> de araña, sin romperse,<br />

y bajó llevándose consigo el aro interior hasta separarlo<br />

diez centímetros del aro. Pedro se quedó boquiabierto observando<br />

el jarro en que se había convertido el artilugio.<br />

—Es una macromolécu<strong>la</strong> con memoria de forma —explicó<br />

Sergio—. La presión hidrostática <strong>la</strong> hace cambiar de estructura, y<br />

se estira y se tensa; se puede tomar el líquido sin peligro de que se<br />

recoja porque no recupera <strong>la</strong> forma de inicio hasta que <strong>la</strong> carga<br />

no baja de un umbral.<br />

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