06.12.2012 Views

El martillo y la hoz y otros cuentos - Isliada

El martillo y la hoz y otros cuentos - Isliada

El martillo y la hoz y otros cuentos - Isliada

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

NARRATIVA<br />

servicio, como una patrona; yo afirmé como un obrero obediente.<br />

Salió dejándome con una erección indomable. Un lobo comenzó<br />

a pasearse dentro de mí. Escuché cómo aul<strong>la</strong>ba. Un lobo hambriento<br />

devorando <strong>la</strong>s carnes de Rebeca debía ser un espectáculo<br />

inolvidable.<br />

<strong>El</strong> reloj fue una tortura hasta el sábado a <strong>la</strong>s diez. Apenas<br />

amaneciendo, limpié <strong>la</strong> casa, sacudí los muebles, preparé un jugo<br />

de naranja y compré unos dulces. P<strong>la</strong>nché un pulóver y un pantalón,<br />

me bañé y vestí cuando aún el reloj no daba <strong>la</strong>s nueve, y me<br />

senté a esperar. Mil veces abrí y cerré una revista de ciencias, sin<br />

que pudiera concluir <strong>la</strong> lectura de un solo párrafo. Dentro de una<br />

hora <strong>la</strong> tendría enfrente. Fue imposible que en ese tiempo no tramara<br />

<strong>la</strong>s una y mil estrategias para <strong>la</strong> conquista. Nada de apuros.<br />

Mi lobo debía ser precavido, saltar en el momento exacto, no con<br />

<strong>la</strong> rapidez de un lobo, sino con <strong>la</strong> precisión de un tigre. Rebeca<br />

llegó con nueve minutos de retraso. Traía el pelo recogido en una<br />

co<strong>la</strong>, un cuaderno y un bolígrafo, unas sandalias de cuero, un<br />

vestido corto, bajo el cual resp<strong>la</strong>ndecían sus muslos y sus vellos,<br />

y se había perfumado con una colonia para bebitos. ¿Y <strong>la</strong> bicicleta?<br />

Solo viajaba en bicicleta cuando estaba apurada. Y ese sábado<br />

no tenía ninguna prisa. Dejé a medio cerrar <strong>la</strong> puerta de <strong>la</strong> calle y<br />

<strong>la</strong> invité a sentarnos en <strong>la</strong> terraza. Comencé por explicarle lo que<br />

cualquier profesor de matemáticas debía enseñar a sus alumnos<br />

en el primer día de c<strong>la</strong>ses: que en el antiguo Egipto está el origen<br />

de esta ciencia, con mucho de magia, que en 1600 Antes de Cristo<br />

se redactó el Papiro del Rhind, primer texto matemático de <strong>la</strong><br />

Historia, que con <strong>la</strong>s matemáticas se han resuelto problemas<br />

sociales, económicos, políticos y hasta religiosos, que hasta los<br />

escritores necesitan emplear<strong>la</strong> cuando componen un soneto, una<br />

décima o cualquier obra con rima…Si un alumno recibe una<br />

explicación humana, Rebeca, comienza a mirar <strong>la</strong>s matemáticas<br />

como una ciencia agradable y muy necesaria. Rebeca me atendió<br />

52

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!