06.12.2012 Views

El martillo y la hoz y otros cuentos - Isliada

El martillo y la hoz y otros cuentos - Isliada

El martillo y la hoz y otros cuentos - Isliada

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

LITERATURA POLICIAL<br />

Oyes el sonido del cañonazo —todavía se puede escuchar<br />

en Centro Habana, caray— y entonces, solo entonces,<br />

apuras el paso. No hay crimen perfecto, y <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras de<br />

tu amiga, <strong>la</strong> escritora policíaca, resuenan en tus oídos. Sí, sí lo<br />

hay, solo hay que pensar un poco <strong>la</strong>s cosas, saber hacer<strong>la</strong>s. Y<br />

sonríes. Hoy es el día, nadie podrá cogerte nunca, porque te vas<br />

en una balsa, a <strong>la</strong> Yuma, a vivir bien, Yo, asere, voy a ser millonario,<br />

le dijiste a tu “amigo”, el mismo que vas a despachar esta<br />

noche. La de tu partida.<br />

Dob<strong>la</strong>s por Lealtad y enfi<strong>la</strong>s Reina. La calle está oscura y sorteas<br />

los posibles huecos en <strong>la</strong> acera. <strong>El</strong> 314 se perfi<strong>la</strong> entre <strong>la</strong>s<br />

sombras, los socios jugando dominó afuera, sin camisas, <strong>la</strong> botel<strong>la</strong><br />

de ron, <strong>la</strong> gritería. Hoy le están dando al Pulgas unas pastil<strong>la</strong>s<br />

con ron y el pobre perro se revuelca, intentando huir. Qué sociedad<br />

protectora de animales ni qué carajo, estas bestias no saben<br />

de eso. Saludas a todos y entras al so<strong>la</strong>r. Un rama<strong>la</strong>zo de pestes te<br />

alcanza: mierda, meao, sudor. Alguien hace el amor en el segundo<br />

cuarto y no les importa gritar, que <strong>la</strong>s paredes se muevan y todo<br />

el so<strong>la</strong>r se entere que <strong>la</strong> singueta es de padre y señor mío. Ni que<br />

los niños oigan. Ni que los ancianos sientan envidia y los jóvenes<br />

se masturben con el inconfundible hedor —porque aquí no es<br />

olor, ni siquiera el sexo huele bien— de los cuerpos desnudos.<br />

Una rata pasa a tu <strong>la</strong>do y se detiene. No huye. No se esconde. Te<br />

reta. Me cago en tu madre, puta rata, vete pal carajo. Das una<br />

109

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!