06.12.2012 Views

El martillo y la hoz y otros cuentos - Isliada

El martillo y la hoz y otros cuentos - Isliada

El martillo y la hoz y otros cuentos - Isliada

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

NARRATIVA<br />

y cerré los ojos. Quería llevarlo a él, en mi mochi<strong>la</strong>, tenerlo allí, a<br />

salvo, lejos de <strong>la</strong> vaca Matty, lejos del coffee shop, de todos los<br />

coffee shops del mundo. Pero no tenía ese derecho. No lo tenía.<br />

¿Qué te pasa? Cité mi clásica migraña. Roger se sentó al borde de<br />

<strong>la</strong> cama: acá no resistía más, dijo, tengo que irme. Yo estaba segura<br />

de no resistir más en sitio alguno, ni acá, ni encima de un<br />

molino de viento allá en Ho<strong>la</strong>nda. O donde fuera. Todo podría<br />

verse de un exuberante verde Lincoln pero en realidad era un<br />

espejismo. Todo era <strong>la</strong> misma hediondez. Con molinos o sin ellos.<br />

Todo negro. Gris mortuorio. En cualquier sitio abundaban <strong>la</strong>s<br />

vacas Mattys y los tipos Roger, tipos que se marchaban para compartir<br />

<strong>la</strong> vida con reses. Reses seductoras. Y viejos impotentes. Si<br />

un tipo estaba obligado a tomar viagras para tener sexo prefería<br />

cortarme <strong>la</strong>s venas. O cortárse<strong>la</strong>s al tipo. Un buen corte en <strong>la</strong>s<br />

venas. En <strong>la</strong>s venas del g<strong>la</strong>nde. Eso en principio. Y que se desangrara<br />

el muy energúmeno. O tal vez una buena soga. De cáñamo.<br />

Nunca de <strong>la</strong>s sintéticas. Suelen partirse. Roger se sentó en el<br />

suelo, frente a <strong>la</strong> butaca bicolor: no quiero que estés triste, dijo,<br />

voy a escribir, mandaré fotos. Roger a lomo de <strong>la</strong> vaca; Roger a<br />

un <strong>la</strong>do del molino; Roger junto a un lienzo de Van Gogh; Roger<br />

sentado en el coffee shop, a los <strong>la</strong>bios una sonrisa que era un SOS.<br />

Divina sonrisa Morse de Roger. También yo voy a mandarte<br />

fotos, prometí, chica encima de butaca (masturbándose); chica<br />

encima de butaca (amago de sonrisa); chica encima de butaca<br />

(llorando). Acaricié el <strong>la</strong>do izquierdo de <strong>la</strong> cara de Roger, con el<br />

envés de los dedos, así me gustaba antes hacerlo, estaba muy bien<br />

afeitado, quise pensar que se había afeitado así para mí, siempre<br />

me gustó aquel rasurado perfecto. Ven, dijo. Nos sentamos ahí,<br />

en el piso, nos abrazamos muy fuerte, <strong>la</strong> cabeza de Roger entre mi<br />

greña, entre mi greña y mi cuello, yo triste, muy triste entre Roger<br />

y una vaca. Nos apretamos muy duro. Si yo no te hubiera dejado<br />

por ese viejo de mierda… no te irías ahora, dije. Él que no era mi<br />

31

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!