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El martillo y la hoz y otros cuentos - Isliada

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CIENCIA FICCIÓN<br />

disparando. Puedo apuntar<strong>la</strong> sin peligro con una pieza especial<br />

del puntero láser.<br />

—¡Bárbaro! —<strong>El</strong> Coco se olvidó de Marquito y se volvió hacia<br />

<strong>El</strong> Cara—. Vamos, yo mismo tiro con el aparato ese.<br />

—Pero no sé con qué —dudó <strong>El</strong> Cara—. Estos AK están ya<br />

viejos, no le darían a nada, sin contar que se calientan tanto que<br />

va y les tiran. Y <strong>la</strong>s pisto<strong>la</strong>s que trajimos, dudo que alguna les<br />

pueda hacer algo; esas ametral<strong>la</strong>doras son de tanque, creo, y<br />

aguantan golpe.<br />

<strong>El</strong> Coco regresó a Marquito, e ignorando <strong>la</strong>s quejas y protestas<br />

de éste, le sacó el Taurus de <strong>la</strong> pistolera donde lo tenía mal<br />

embutido a <strong>la</strong> fuerza. —¿Sirve este hierro? —preguntó—. ¿Sirve?<br />

Pedro guardó el móvil con expresión sombría. —Señores, muy<br />

ma<strong>la</strong>s noticias. Los atacantes se <strong>la</strong>s ingeniaron para destruir <strong>la</strong>s<br />

armas automáticas y les están metiendo explosivos a <strong>la</strong>s puertas.<br />

—¡Chinas tenían que ser! —exc<strong>la</strong>mó Julio—.¿Lo ven?<br />

—No jodas con eso ahora —dijo Fernando—. ¿Qué hacemos?<br />

—No teman —dijo Pedro—, aun después de derribar <strong>la</strong> puerta<br />

del parqueo, que no va ser tan fácil, se <strong>la</strong>s verán con <strong>la</strong> guarnición<br />

interna y todas <strong>la</strong>s puertas interiores.<br />

—¿Cuántos son? —dijo Sergio.<br />

—Buena pregunta.<br />

Pedro hizo un gesto de anuencia y levantó el móvil otra vez.<br />

Tras dictar el contacto, le dio <strong>la</strong> espalda a los demás. Cuando se<br />

volvió, dos minutos después, tenía expresión muerta y los <strong>la</strong>bios<br />

caídos. —<strong>El</strong> jefe de <strong>la</strong> guarnición dice que ellos son demasiados y<br />

tienen armamento pesado. No garantiza seguridad al ciento por<br />

ciento.<br />

—¿Y <strong>la</strong> policía?<br />

—No esperamos a <strong>la</strong> unidad de Cojímar hasta dentro de diez<br />

minutos, como mínimo —suspiró Pedro—. Pudiéramos pedir<br />

ayuda a <strong>la</strong> guarnición del Complejo Morro Cabaña, pero no me<br />

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