06.12.2012 Views

El martillo y la hoz y otros cuentos - Isliada

El martillo y la hoz y otros cuentos - Isliada

El martillo y la hoz y otros cuentos - Isliada

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

LITERATURA POLICIAL<br />

algo útil, digamos, en pienso para animales, y esa idea ha seguido<br />

tomando forma en su cabeza. Cuánto iba a disfrutar viendo <strong>la</strong>s<br />

tiras de carne sa<strong>la</strong>da del Bisa desti<strong>la</strong>ndo salmuera al sol, deshidratándose<br />

en los cordeles del patio, Jesús, María y José; cuánto<br />

p<strong>la</strong>cer al mezc<strong>la</strong>r proteína de viejo en <strong>la</strong> canoa del cerdo o al<br />

<strong>la</strong>nzar<strong>la</strong> a <strong>la</strong>s gallinas en el pollero, y degustar después un contramuslo,<br />

saborear una sopa o triturar chicharrones con <strong>la</strong> certeza<br />

de que el Bisa se ha convertido — ¡al fin!— en algo útil y agradable.<br />

Solo así podrá dormir <strong>la</strong>s noches de un tirón, podrá evitar el<br />

atascamiento diario de sábanas, frazadas y todo tipo de ropa<br />

saturadas de meao en <strong>la</strong> batea; podrá vivir a plenitud cada hora<br />

del día o de <strong>la</strong> noche con <strong>la</strong> seguridad de que ese viejo solo es un<br />

kilogramo de huesos entalcados en una cajita metálica y veinte<br />

libras de excelente masa proteica para cebadero en el ranchito de<br />

desahogo, que se convertirán después en unos nailitos con carne<br />

de primera en el frigidaire. Virgen Santa, está hasta el último pelo<br />

de lidiar con mierda, pero hoy cojo y lo amarro en el taburete y<br />

voy a ver quién se escapa.<br />

<strong>El</strong> viejo termina y se baja del cajón. “Tengo sueño”, dice con<br />

voz gargajosa, como si siempre tuviera flemas en <strong>la</strong> garganta a<br />

punto de salir, pero no tose y se <strong>la</strong>s traga. Soligial continúa sorprendida.<br />

Lo limpia con papel periódico y luego con un paño<br />

húmedo. Aguarda con resignación toda <strong>la</strong> lentitud y torpeza de<br />

los movimientos hasta que lo arropa de nuevo en el camastro.<br />

“Apaga <strong>la</strong> luz”, dice el viejo y cierra los ojos. Antes de salir,<br />

Soligial percibe <strong>la</strong> respiración acompasada y flemosa. <strong>El</strong> Bisa se<br />

ha dormido y para el<strong>la</strong> recién comienza su día trascendental.<br />

Soligial limpia <strong>la</strong>s cagadas de mosca y polvo a <strong>la</strong>s hojas de su<br />

ma<strong>la</strong>nguita. Frota con suavidad <strong>la</strong> mota enchumbada en agua con<br />

azúcar. Son cinco hojas. Y antes de exprimir el hisopo para proceder<br />

al secado, vuelve a contar<strong>la</strong>s. Cinco. Ayer eran siete.<br />

155

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!