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El martillo y la hoz y otros cuentos - Isliada

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NARRATIVA<br />

benefactores, para eso también se ha preparado. La vendedora<br />

muestra el sobre con <strong>la</strong> leche y anuncia el precio: diez dó<strong>la</strong>res el<br />

kilogramo. Hay quien paga sin chistar, hay quien dice que no hay<br />

en el mundo leche más cara y Ramón entorna muy bien los ojos,<br />

muestra una imagen suplicante, mira el desecho que es su cuerpo.<br />

Ramón aprendió a aceptar <strong>la</strong> lástima y se marcha con el sobre de<br />

<strong>la</strong> leche, ya tiene una jabita que cuelga en el hombro del <strong>la</strong>do<br />

derecho y donde guarda los obsequios. Luego vuelve, cuando el<br />

turista se ha marchado. La vendedora es solícita, es veloz, lo<br />

ayuda a descolgar <strong>la</strong> jaba, saca el sobre con <strong>la</strong> leche y lo repone<br />

en su lugar. Seis dó<strong>la</strong>res son para Ramón, a <strong>la</strong> vendedora le tocan<br />

cuatro. Algunos días tiene suerte y <strong>otros</strong> no, es mucha <strong>la</strong> competencia<br />

y él se mueve muy despacio. Hay contrincantes en todas<br />

partes, en el parque central, en <strong>la</strong> p<strong>la</strong>za de Armas, en <strong>la</strong> calle del<br />

Obispo, en <strong>la</strong> Catedral; hay mujeres jóvenes, saludables, que salen<br />

con sus hijos y piden leche y carne, y lo que sea, y que igual<br />

devuelven a <strong>la</strong> tendera; hay hombres que venden discos de conga<br />

y salsa, y tabacos, y marihuana, y pueden correr cuando viene el<br />

policía. Hay un ejército de contrarios; vo<strong>la</strong>tineros montados<br />

sobre zancos, vendedores de cacahuetes, de agua, de yelmos y<br />

jofainas de barbero, de mobiliario francés del rococó y renacimiento<br />

florentino, y estilo imperio, y Art Déco, hay quien vende<br />

marfil trabajado por Lalique y también cristal; hay quien da p<strong>la</strong>cer<br />

si se le paga, hay un ejército de historiadores patrañeros e<br />

improvisados que muestran <strong>la</strong> ciudad y sus rincones. Están los<br />

que, parados frente al Capitolio, seña<strong>la</strong>n el edificio con el índice<br />

y aseguran que solo hay dos en todo el mundo: el Capitolio de La<br />

Habana y La Casa B<strong>la</strong>nca, ambos idénticos, el primero copiando<br />

al segundo, que <strong>El</strong> Castillo de los Tres Reyes del Morro se ve<br />

desde lo más alto de los Alcázares, que <strong>la</strong> Catedral de La Habana<br />

fue proyectada en el mismo estilo, y por el mismo arquitecto, que<br />

<strong>la</strong> de Sevil<strong>la</strong>. Difícil se le hace a Ramón sobrevivir sentado sobre<br />

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