El martillo y la hoz y otros cuentos - Isliada
El martillo y la hoz y otros cuentos - Isliada
El martillo y la hoz y otros cuentos - Isliada
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
NARRATIVA<br />
a romperse <strong>la</strong>s narices. Nunca dijo nada pero mucho se le nota el<br />
temor a perder <strong>la</strong> armonía que precisa su descenso, que al levantar<br />
<strong>la</strong> muleta no pueda reafirmar<strong>la</strong> sobre el suelo. No pide ayuda,<br />
pero a Crema, el aguador, le permite que lo auxilie. Es que el<br />
Crema sabe muy bien restarle patetismo a aquel<strong>la</strong> escena. <strong>El</strong><br />
Crema lo toma entre sus brazos para hacerlo bajar <strong>la</strong>s escaleras y<br />
dice, mientras desciende, que Ramón está igualito a <strong>la</strong> bandera de<br />
Bonifacio Byrne; deshecho en menudos pedazos, entonces Ramón<br />
se carcajea y asegura que cualquier día lo ayuda en el negocio de<br />
vender el agua, si quiere sube dos cubos hasta <strong>la</strong> casa de Esteban,<br />
y muestra su manquera, levanta <strong>la</strong> muleta. A veces lo ayudan<br />
<strong>otros</strong> a bajar, pero no le gusta tanto, le parecen muy solemnes, y<br />
<strong>la</strong>s voces que ofrecen el auxilio se le antojan rimbombantes.<br />
Ramón rechaza a quien le ofrece compasión y rápido se aleja, a<br />
veces se le olvida dar <strong>la</strong>s gracias. Únicamente Esteban, el obsesionado<br />
con el agua, quedó sin enterarse del accidente que dejara sin<br />
piernas a Ramón.<br />
Ramón anda y desanda por <strong>la</strong> calle del Obispo y da vueltas en<br />
<strong>la</strong> p<strong>la</strong>za que prefiere, <strong>la</strong> de Armas. Ramón se exhibe frente a <strong>la</strong><br />
Catedral y se deja retratar haciendo saltos, piruetas muy pequeñas.<br />
Ramón no pide una moneda y mucho menos un billete, pero<br />
a veces se lo dan. Ramón dice que no muestra <strong>la</strong> tristeza porque<br />
entonces le huyen los turistas, y que sus muti<strong>la</strong>ciones son ahora<br />
su fortuna. Sonríe y muestra lo perfecto de sus dientes; son b<strong>la</strong>ncos,<br />
parejitos y posando en <strong>la</strong> sonrisa. Cualquier día encuentra<br />
una mujer, a fin de cuentas le queda aún <strong>la</strong> pértiga, dice y vuelve<br />
a sonreír.<br />
Fue siempre el salto su obsesión, y parecía que iba a conseguirlo.<br />
Ramón saltaba sobre sus pies e impulsado con sus manos y <strong>la</strong><br />
pértiga. <strong>El</strong> muchacho era feliz <strong>la</strong>nzándose hacia el cielo. “Voy a<br />
ser mejor que Bubka”, y parecía que iba a conseguirlo. Ramón<br />
estuvo siempre encandi<strong>la</strong>do con los brincos y estaba harto del<br />
81