El martillo y la hoz y otros cuentos - Isliada
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LITERATURA POLICIAL<br />
esa no es <strong>la</strong> salida. Pero ya no te dice nada. Un crimen perfecto,<br />
Teli, pasional, como todo en este país porque, vaya, tu nove<strong>la</strong> está<br />
buena, pero, asere, eso de los fantasmas y <strong>la</strong> historia es muy elevado<br />
para <strong>la</strong>… ¿cómo dijiste el otro día? Coño, me gustó <strong>la</strong> frasecita…<br />
sicología tropical del cubano. De pinga, Teli, eso de<br />
matar. ¿Crees que los escritores policíacos puedan ser asesinos?<br />
¿La Gata? ¿Arturito? Te miró, esperando <strong>la</strong> pregunta que no<br />
hiciste. Pero el<strong>la</strong> sí. Y tú, Ciri, ¿podrías matar a alguien?<br />
Sales del so<strong>la</strong>r, caminando lentamente y silbando una canción.<br />
Ya nadie juega dominó, el Pulgas está endrogado, dando vueltas<br />
sobre sí mismo y tratando de morderse el rabo. Nadie te mira.<br />
Sigues por toda Reina, entre el silencio y <strong>la</strong> oscuridad. Coño,<br />
deberían tirar de una vez este cabrón edificio, lleva como veinte<br />
años apunta<strong>la</strong>do, a ver si le cae arriba a Yumurí, o a un pobre<br />
infeliz que venga caminando, y después, se jodió el muerto y La<br />
Habana seguirá apunta<strong>la</strong>da. Dob<strong>la</strong>s por Be<strong>la</strong>scoaín, rumbo al<br />
malecón. No le dijiste a nadie, solo a Teli, Me voy mañana,<br />
amiga, en una balsa con unos socios del Canal. Me van a recoger<br />
en el Malecón, para salir de <strong>la</strong> p<strong>la</strong>ya del Chivo, como a <strong>la</strong>s doce<br />
de <strong>la</strong> noche. No te preocupes, <strong>la</strong> gente está saliendo por montones,<br />
hay que aprovechar <strong>la</strong> racha, no paran a nadie y te recogen<br />
los guardacostas yanquis apenas sales de <strong>la</strong>s aguas de Cuba.<br />
C<strong>la</strong>ro, asere, en cuanto llegue te l<strong>la</strong>mo pero antes tengo que arreg<strong>la</strong>r<br />
un brete. Le viste los ojos llenos de lágrimas, quizás <strong>la</strong> única<br />
persona que realmente te quería. Te abrazó con fuerza, Cuídate<br />
mucho, Ciri, todavía me debes el crimen perfecto para mi nove<strong>la</strong>,<br />
Y tú, me debes el Nobel.<br />
Le digo, compañero, es mi primo. Le traje comida caliente,<br />
porque no tiene gas. Encontré <strong>la</strong> puerta cerrada, lo que me pareció<br />
raro, porque él nunca cierra <strong>la</strong> puerta. Y como tengo l<strong>la</strong>ve…<br />
No, compañero, todo estaba oscuro, tuve que encender <strong>la</strong> luz y<br />
entonces lo vi, de rodil<strong>la</strong>s, medio tirado, con <strong>la</strong> cabeza dentro del<br />
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