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Psicologia recreativa - Konstantin Platonov-

Este libro no es un manual de psicología ni siquiera una exposición popular de verdades muy conocidas hace tiempo. Su autor, notable psicólogo, ha reunido en él numerosas cuestiones que interesan a la juventud, y en relatos cortos, entretenidos y accesibles, ha dado respuestas a ellas desde la posición de los conocimientos modernos. En efecto, ¿a quién no le interesa hoy cómo debe ser el hombre de la futura sociedad comunista; cómo desarrollar la voluntad, la memoria, ser atento; qué es la conciencia, el deber y el amor desde el ángulo de la ciencia psicológica; puede el pensamiento transmitirse a distancia; qué es el sueño; tienen conciencia el perro y la hormiga, y otras muchas cosas?

Este libro no es un manual de psicología ni siquiera una exposición popular de
verdades muy conocidas hace tiempo.
Su autor, notable psicólogo, ha reunido en él numerosas cuestiones que interesan a
la juventud, y en relatos cortos, entretenidos y accesibles, ha dado respuestas a
ellas desde la posición de los conocimientos modernos.
En efecto, ¿a quién no le interesa hoy cómo debe ser el hombre de la futura
sociedad comunista; cómo desarrollar la voluntad, la memoria, ser atento; qué es la
conciencia, el deber y el amor desde el ángulo de la ciencia psicológica; puede el
pensamiento transmitirse a distancia; qué es el sueño; tienen conciencia el perro y
la hormiga, y otras muchas cosas?

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<strong>Psicologia</strong> <strong>recreativa</strong> www.librosmaravillosos.com <strong>Konstantin</strong> <strong>Platonov</strong><br />

"Yo fijé sobre un fondo oscuro, aproximadamente al nivel de mis ojos, un pequeño<br />

círculo de papel blanco y al mismo tiempo pedí mantener otro círculo dos pies á la<br />

derecha del primero, pero algo más bajo para que su imagen cayese sobre el nervio<br />

óptico de mi ojo derecho cuando yo guiñase el izquierdo. Me puse enfrente del<br />

primer círculo y fui alejándome poco a poco sin quitar mi ojo derecho del círculo.<br />

Cuando me encontraba a unos nueve pies, el segundo círculo, que tenía casi cuatro<br />

pulgadas de tamaño, desapareció por completo del campo visual. No podía atribuirlo<br />

a que se encontraba de costado, porque distinguía otros objetos que estaban aún<br />

más de lado que él. Hubiese pensado que le habían quitado, de no haberlo<br />

encontrado de nuevo tras cualquier movimiento muy pequeño de mis ojos".<br />

Así describió su experimento, hecho en 1666, Edme Mariotte (1620-1684). Este<br />

descubrió la mancha ciega —que lleva su nombre—, el lugar de entrada del nervio<br />

óptico en el ojo. Ese fue el célebre físico francés (uno de los fundadores y primeros<br />

miembros de la Academia de Ciencias de París), a quien todos conocemos como<br />

coautor de la ley Boyle-Mariotte. El experimento de Mariotte se puede repetir no<br />

sólo en su forma clásica, sino también con ayuda de la figura expuesta en este libro.<br />

15. Un cuadro en el techo<br />

El viajero que mira fijamente hacia el ocaso graba el sol incandescente, purpurino,<br />

en sus miradas; luego ve en glaucos arbustos, por las rocas derrocadas, o en<br />

hogares, donde tienda sus miradas, a su paso maravillas purpurinas, suspendidas,<br />

reflejadas...<br />

Colaboración de Sergio Barros 110 Preparado por Patricio Barros

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