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Psicologia recreativa - Konstantin Platonov-

Este libro no es un manual de psicología ni siquiera una exposición popular de verdades muy conocidas hace tiempo. Su autor, notable psicólogo, ha reunido en él numerosas cuestiones que interesan a la juventud, y en relatos cortos, entretenidos y accesibles, ha dado respuestas a ellas desde la posición de los conocimientos modernos. En efecto, ¿a quién no le interesa hoy cómo debe ser el hombre de la futura sociedad comunista; cómo desarrollar la voluntad, la memoria, ser atento; qué es la conciencia, el deber y el amor desde el ángulo de la ciencia psicológica; puede el pensamiento transmitirse a distancia; qué es el sueño; tienen conciencia el perro y la hormiga, y otras muchas cosas?

Este libro no es un manual de psicología ni siquiera una exposición popular de
verdades muy conocidas hace tiempo.
Su autor, notable psicólogo, ha reunido en él numerosas cuestiones que interesan a
la juventud, y en relatos cortos, entretenidos y accesibles, ha dado respuestas a
ellas desde la posición de los conocimientos modernos.
En efecto, ¿a quién no le interesa hoy cómo debe ser el hombre de la futura
sociedad comunista; cómo desarrollar la voluntad, la memoria, ser atento; qué es la
conciencia, el deber y el amor desde el ángulo de la ciencia psicológica; puede el
pensamiento transmitirse a distancia; qué es el sueño; tienen conciencia el perro y
la hormiga, y otras muchas cosas?

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<strong>Psicologia</strong> <strong>recreativa</strong> www.librosmaravillosos.com <strong>Konstantin</strong> <strong>Platonov</strong><br />

6. Movimientos iguales, acciones diferentes<br />

— Mata el mosquito que tengo en la mejilla izquierda, yo tengo las manos sucias —<br />

pidió Seriozha, mientras estaba haciendo algo con su bicicleta—. Gracias —dijo a<br />

Masha, que había cumplido su ruego.<br />

Nadie se dio cuenta de ese episodio, hasta que no se lo dije yo.<br />

Masha, que era pedagoga, no habría recibido las gracias de ningún alumno suyo o<br />

del director de la escuela, si, después de enfadarse y olvidar todas las normas<br />

pedagógicas, se hubiera tomado la libertad de golpear en la mejilla a un escolar<br />

torpe con un movimiento de la misma trayectoria, velocidad y fuerza (véase la<br />

figura del Capítulo 10, 2. Movimientos de trabajo). Su movimiento habría sido<br />

advertido por todos, y nadie la habría justificado.<br />

Pero, si Masha ha usado el mismo movimiento para abofetear a un joven insolente<br />

en el paseo del jardín, todos nosotros justificaríamos su proceder.<br />

Incluso si admitimos que los movimientos de la muchacha fueron matemáticamente<br />

idénticos en los tres casos, sus acciones habrían sido completamente diferentes.<br />

7. Acciones iguales, movimientos diferentes<br />

En la misma ocasión pedí a Seriozha pasar en bicicleta con la mayor exactitud<br />

posible por un tablón del puente junto al cual estábamos sentados, y a los demás,<br />

observar si lo hacía bien. Minutos después repitió la prueba a petición mía.<br />

— Qué les parece, ¿ha pasado igual ambas veces o no? —pregunté.<br />

Todos opinaron que Seriozha había pasado exactamente igual las dos veces.<br />

Pero ni Seriozha ni los otros repararon en que la primera vez él sujetó el manillar<br />

por los puños, como es costumbre, y la segunda, por el centro, con las manos<br />

vueltas. Es más, la primera vez entró en el puente con el pedal derecho en alto, y la<br />

segunda, con el izquierdo. La primera vez iba erguido en el sillín, y la segunda,<br />

inclinado hacia, adelante. Por lo tanto, ejecutó acciones iguales con movimientos<br />

muy diferentes.<br />

Eso se observa a diario en cualquier actividad laboral humana y confirma que no<br />

debemos identificar, como solemos hacer, los movimientos del hombre con sus<br />

Colaboración de Sergio Barros 327 Preparado por Patricio Barros

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