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Psicologia recreativa - Konstantin Platonov-

Este libro no es un manual de psicología ni siquiera una exposición popular de verdades muy conocidas hace tiempo. Su autor, notable psicólogo, ha reunido en él numerosas cuestiones que interesan a la juventud, y en relatos cortos, entretenidos y accesibles, ha dado respuestas a ellas desde la posición de los conocimientos modernos. En efecto, ¿a quién no le interesa hoy cómo debe ser el hombre de la futura sociedad comunista; cómo desarrollar la voluntad, la memoria, ser atento; qué es la conciencia, el deber y el amor desde el ángulo de la ciencia psicológica; puede el pensamiento transmitirse a distancia; qué es el sueño; tienen conciencia el perro y la hormiga, y otras muchas cosas?

Este libro no es un manual de psicología ni siquiera una exposición popular de
verdades muy conocidas hace tiempo.
Su autor, notable psicólogo, ha reunido en él numerosas cuestiones que interesan a
la juventud, y en relatos cortos, entretenidos y accesibles, ha dado respuestas a
ellas desde la posición de los conocimientos modernos.
En efecto, ¿a quién no le interesa hoy cómo debe ser el hombre de la futura
sociedad comunista; cómo desarrollar la voluntad, la memoria, ser atento; qué es la
conciencia, el deber y el amor desde el ángulo de la ciencia psicológica; puede el
pensamiento transmitirse a distancia; qué es el sueño; tienen conciencia el perro y
la hormiga, y otras muchas cosas?

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<strong>Psicologia</strong> <strong>recreativa</strong> www.librosmaravillosos.com <strong>Konstantin</strong> <strong>Platonov</strong><br />

Precisamente en este tipo de coordinación sensorial motora sutilísima se basan los<br />

prodigios de destreza que tan pocos son capaces de hacer como el clown circense<br />

Oleg Popov. El se siente tan tranquilo e incluso cómodo sobre la cuerda floja como<br />

nosotros en nuestra propia cama. Por algo el artista lo ha pintado en broma así. A<br />

Popov, así como a otros equilibristas, prestidigitadores y gimnastas, los<br />

analizadores vestibular y cinético les ayudan más que el analizador visual.<br />

Claro está que los ejercicios que se realizan con tanta agilidad son fruto de un<br />

entrenamiento enorme y perseverante.<br />

16. En estado de imponderabilidad<br />

"...Nosotros tampoco tocamos el suelo, pero adoptamos cualquier postura y<br />

dirección: estamos de pie en el suelo, en el techo, en la pared; es decir, estamos<br />

vertical u horizontalmente; flotamos en medio del cohete, como un pez, pero sin<br />

ningún esfuerzo y sin tocar nada; ningún objeto presiona sobre otro, si no son<br />

apretados juntos. El objeto que soltamos con cuidado de las manos no cae, y el que<br />

empujamos se mueve en línea recta y uniforme hasta que se golpea en la pared o<br />

tropieza con alguna cosa. …Entretanto, gira como una peonza. Incluso es difícil<br />

empujar un cuerpo si no se le comunican las rotaciones.<br />

Nos sentimos bien, confortablemente, como en el colchón de pluma más blando,<br />

pero la sangre afluye algo a la cabeza, lo cual es malo para las personas<br />

hiperémicas... Todo está tan en silencio, tan bien, tan tranquilo…<br />

En rigor, en el cohete no hay cima ni fondo, porque no hay gravedad relativa, y un<br />

cuerpo sin apoyo no tiende hacia ninguna pared del cohete, pero las sensaciones<br />

subjetivas de cima y fondo, sin embargo, subsisten. Percibimos una cima y un<br />

fondo, sólo que ellos cambian los lugares al cambiar la dirección de nuestros<br />

cuerpos en el espacio. Nosotros vemos la cima en la dirección de nuestra cabeza y<br />

el fondo en la dirección de nuestros pies. Así, si nos dirigimos con la cabeza hacia<br />

nuestro planeta, éste nos parece hallarse en la altura; dirigiéndonos a él con los<br />

pies, lo sumimos en un abismo, porque nos parece que está abajo. Este es un<br />

cuadro grandioso y a primera vista terrible; pero luego uno se acostumbra a él..."<br />

Esas ideas fueron expresadas por Konstantín Tsiolkovski en 1911, y estaban<br />

basadas enteramente en deducciones. Pero ahora, Yuri Gagarin, el primer hombre<br />

Colaboración de Sergio Barros 293 Preparado por Patricio Barros

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