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Psicologia recreativa - Konstantin Platonov-

Este libro no es un manual de psicología ni siquiera una exposición popular de verdades muy conocidas hace tiempo. Su autor, notable psicólogo, ha reunido en él numerosas cuestiones que interesan a la juventud, y en relatos cortos, entretenidos y accesibles, ha dado respuestas a ellas desde la posición de los conocimientos modernos. En efecto, ¿a quién no le interesa hoy cómo debe ser el hombre de la futura sociedad comunista; cómo desarrollar la voluntad, la memoria, ser atento; qué es la conciencia, el deber y el amor desde el ángulo de la ciencia psicológica; puede el pensamiento transmitirse a distancia; qué es el sueño; tienen conciencia el perro y la hormiga, y otras muchas cosas?

Este libro no es un manual de psicología ni siquiera una exposición popular de
verdades muy conocidas hace tiempo.
Su autor, notable psicólogo, ha reunido en él numerosas cuestiones que interesan a
la juventud, y en relatos cortos, entretenidos y accesibles, ha dado respuestas a
ellas desde la posición de los conocimientos modernos.
En efecto, ¿a quién no le interesa hoy cómo debe ser el hombre de la futura
sociedad comunista; cómo desarrollar la voluntad, la memoria, ser atento; qué es la
conciencia, el deber y el amor desde el ángulo de la ciencia psicológica; puede el
pensamiento transmitirse a distancia; qué es el sueño; tienen conciencia el perro y
la hormiga, y otras muchas cosas?

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<strong>Psicologia</strong> <strong>recreativa</strong> www.librosmaravillosos.com <strong>Konstantin</strong> <strong>Platonov</strong><br />

cerebro era el "centro del placer", y su estimulación gustaba a la rata. La rata<br />

literalmente danzaba de alegría y apretaba con la pata el pedal hasta ocho mil veces<br />

por hora. Se olvidaba de comer, llegando hasta el desfallecimiento.<br />

Junto a ese centro estaban dispuestos los centros del desagrado, y si el electrodo se<br />

implantaba en ellos, la rata nunca apretaba el pedal más de una vez.<br />

Ahora, esas ratas felices danzando de alegría pueden verse en el laboratorio de P.<br />

Anojin. No me he equivocado. Estas ratas son dichosas con su felicidad ratera. Esta<br />

felicidad no se diferencia en nada de la emoción de placer producida por el impulso<br />

de la corriente. Ellas son incapaces de más. Por algo son ratas.<br />

¿Acaso nuestra felicidad reside sólo en el placer? Naturalmente que no. Nosotros no<br />

somos ratas. La felicidad del hombre es un sentimiento de placer por su actividad,<br />

que reporta provecho a otros, es un sentimiento de creación engendrado en el<br />

trabajo creador.<br />

Psicológicamente, el sentimiento de felicidad manifiesta siempre cuando el resultado<br />

de una actividad coincide con el fin que la persona se ha planteado. Cuanto mas<br />

esencial sea el fin y más difícil lograrlo, tanto más dichosa es la persona que lo<br />

consiguió<br />

7. Común, pero no idéntico<br />

La expresión de los sentimientos y vivencias del hombre y los animales tiene mucho<br />

de común. De esto habló ya Darwin, de quien he tomado las figuras expuestas aquí.<br />

Los cambios bioquímicos, por ejemplo, el aumento de azúcar en la sangre,<br />

provocado por emociones fuertes, son muy semejantes. "¿Quién separaría en los<br />

complejísimos reflejos incondicionados (instintos) lo que tienen de fisiológico y<br />

somático de lo psíquico, es decir, de las potentes vivencias de las sensaciones de<br />

hambre, de pasión sexual, de ira, etc.?, decía Pavlov.<br />

Colaboración de Sergio Barros 233 Preparado por Patricio Barros

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