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Psicologia recreativa - Konstantin Platonov-

Este libro no es un manual de psicología ni siquiera una exposición popular de verdades muy conocidas hace tiempo. Su autor, notable psicólogo, ha reunido en él numerosas cuestiones que interesan a la juventud, y en relatos cortos, entretenidos y accesibles, ha dado respuestas a ellas desde la posición de los conocimientos modernos. En efecto, ¿a quién no le interesa hoy cómo debe ser el hombre de la futura sociedad comunista; cómo desarrollar la voluntad, la memoria, ser atento; qué es la conciencia, el deber y el amor desde el ángulo de la ciencia psicológica; puede el pensamiento transmitirse a distancia; qué es el sueño; tienen conciencia el perro y la hormiga, y otras muchas cosas?

Este libro no es un manual de psicología ni siquiera una exposición popular de
verdades muy conocidas hace tiempo.
Su autor, notable psicólogo, ha reunido en él numerosas cuestiones que interesan a
la juventud, y en relatos cortos, entretenidos y accesibles, ha dado respuestas a
ellas desde la posición de los conocimientos modernos.
En efecto, ¿a quién no le interesa hoy cómo debe ser el hombre de la futura
sociedad comunista; cómo desarrollar la voluntad, la memoria, ser atento; qué es la
conciencia, el deber y el amor desde el ángulo de la ciencia psicológica; puede el
pensamiento transmitirse a distancia; qué es el sueño; tienen conciencia el perro y
la hormiga, y otras muchas cosas?

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<strong>Psicologia</strong> <strong>recreativa</strong> www.librosmaravillosos.com <strong>Konstantin</strong> <strong>Platonov</strong><br />

— Pues yo sueño —dijo Liolia— con arrojar a los hitlerianos de nuestro país. Quizá<br />

nosotras perezcamos, pero, ¿quién quiere nuestra muerte? Los hitlerianos quieren<br />

que sucumbamos antes de tiempo, y a ellos no les importa si nosotras morimos de<br />

manera bella o no. Pero nosotras queremos que ellos mueran o se marchen de<br />

nuestro país. Vale la pena morir solamente cuando se muere por una causa, y en<br />

ese caso moriremos como personas de verdad.<br />

— Eso es lo que yo digo —respondió la joven que soñaba en hacer algo heroico.<br />

— No, tú no dices eso. Tú sueñas con la gloria, pero yo no necesito la gloria. Yo<br />

quiero expulsar al enemigo de nuestro país. Mañana nos enviarán un avión no para<br />

morir bellamente en la línea del frente, sino para cumplir la misión de nuestro<br />

Estado Mayor. ¡Recuérdalo!<br />

15. Educación de la voluntad<br />

Hemos hecho una apuesta a que yo no gritaré ni retiraré mi mano si Romashka me<br />

corta los dedos con un cortaplumas. Esto será una prueba de mi voluntad.<br />

Conforme a las "reglas para el desarrollo de la voluntad ’, yo debo aprender a "no<br />

exteriorizar mis sentimientos". Yo repito estas reglas todas las tardes, y he aquí,<br />

por fin, un caso oportuno. Me pruebo a mí mismo...<br />

— Corta —digo a Romashka.<br />

Y ese infame, imperturbable, me corta un dedo con el cortaplumas. Yo no grito,<br />

pero retiro la mano involuntariamente y pierdo la apuesta".<br />

Así relata Sania, personaje de la novela Dos capitanes, del escritor soviético<br />

Veniamín Kaverin, su intento de fortalecer su voluntad. Con iniciativas semejantes,<br />

y a veces aún más absurdas y peligrosas, como andar por las cornisas y saltar<br />

desde las ventanas del segundo piso, algunos jóvenes tienden también a "fortalecer<br />

su voluntad".<br />

Se puede y se debe fortalecer la voluntad educando en uno mismo la aspiración<br />

pese a todas las dificultades, a lograr el fin razonable que se propone. Entonces, el<br />

entrenamiento de la voluntad será fructuoso. Algo más adelante, Sania habla<br />

justamente de ello:<br />

"Pero, en cambio, aprendía "a hacer mis planes desde por la mañana", y observo<br />

esta regla toda mi vida.<br />

Colaboración de Sergio Barros 278 Preparado por Patricio Barros

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