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Psicologia recreativa - Konstantin Platonov-

Este libro no es un manual de psicología ni siquiera una exposición popular de verdades muy conocidas hace tiempo. Su autor, notable psicólogo, ha reunido en él numerosas cuestiones que interesan a la juventud, y en relatos cortos, entretenidos y accesibles, ha dado respuestas a ellas desde la posición de los conocimientos modernos. En efecto, ¿a quién no le interesa hoy cómo debe ser el hombre de la futura sociedad comunista; cómo desarrollar la voluntad, la memoria, ser atento; qué es la conciencia, el deber y el amor desde el ángulo de la ciencia psicológica; puede el pensamiento transmitirse a distancia; qué es el sueño; tienen conciencia el perro y la hormiga, y otras muchas cosas?

Este libro no es un manual de psicología ni siquiera una exposición popular de
verdades muy conocidas hace tiempo.
Su autor, notable psicólogo, ha reunido en él numerosas cuestiones que interesan a
la juventud, y en relatos cortos, entretenidos y accesibles, ha dado respuestas a
ellas desde la posición de los conocimientos modernos.
En efecto, ¿a quién no le interesa hoy cómo debe ser el hombre de la futura
sociedad comunista; cómo desarrollar la voluntad, la memoria, ser atento; qué es la
conciencia, el deber y el amor desde el ángulo de la ciencia psicológica; puede el
pensamiento transmitirse a distancia; qué es el sueño; tienen conciencia el perro y
la hormiga, y otras muchas cosas?

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<strong>Psicologia</strong> <strong>recreativa</strong> www.librosmaravillosos.com <strong>Konstantin</strong> <strong>Platonov</strong><br />

A. Luria, de quien he tratado ya en el capítulo 2, 8. Excitación e inhibición, estudió<br />

durante 30 años la memoria asombrosa de un hombre, la cual no tenía límites ni<br />

por el volumen ni por la duración.<br />

Ese hombre memorizaba fácilmente filas de cien cifras, palabras o incluso de sílabas<br />

sin sentido. Podía reproducirlas a la vuelta de 10, 15 20 años. Memorizaba un<br />

material disociado mejor que un texto comprendido, pero tenía una memoria muy<br />

mala para los rostros.<br />

En los rostros hay mucho que cambia y es muy complejo —decía<br />

Por ejemplo, la persona si se ríe, tiene otro humor, y todo se ha estropeado ya, ha<br />

cambiado, y yo me confundo, no sé en qué fijar la atención.<br />

Pero ese hombre no pudo aplicar con provecho su memoria fenomenal en ninguna<br />

parte. Probó, por ejemplo, a trabajar de jefe de movimiento en un ferrocarril y<br />

fracasó. En su vida no podía hacer más que demostrar en la escena de variedades<br />

su memoria, que nunca olvidaba nada.<br />

13. Miente, como un testigo de vista<br />

Varias personas han sido testigos de un suceso, posiblemente hasta del más<br />

insignificante. Pida a cada una de ellas, por separado, relatar el caso.<br />

Usted comprenderá cuán difícil es la labor del juez de instrucción que interroga a los<br />

testigos, y de paso se convencerá de la justeza del proverbio que encabeza este<br />

relato.<br />

Cuanto más emociones suscite un suceso y mayor sea el plazo desde que ocurrió,<br />

tanto más divergirán las pruebas testificales.<br />

La causa de ello son la selectividad de la percepción, la apercepción y la selectividad<br />

de la memorización y del olvido, que el lector ya conoce.<br />

14 Relatos cinegéticos<br />

Al valorar los recuerdos de los testigos y participantes de diferentes acontecimientos<br />

saturados de emoción, hay que recordar otro factor más, pero aquí recurriré a la<br />

ayuda de León Tolstoi:<br />

"...El (Boris Drubetskói. —K.P.) pidió a Rostov contarle cómo y dónde había sido<br />

herido. Eso agradó a Rostov y éste comenzó el relato, animándose cada vez más<br />

Colaboración de Sergio Barros 214 Preparado por Patricio Barros

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