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Psicologia recreativa - Konstantin Platonov-

Este libro no es un manual de psicología ni siquiera una exposición popular de verdades muy conocidas hace tiempo. Su autor, notable psicólogo, ha reunido en él numerosas cuestiones que interesan a la juventud, y en relatos cortos, entretenidos y accesibles, ha dado respuestas a ellas desde la posición de los conocimientos modernos. En efecto, ¿a quién no le interesa hoy cómo debe ser el hombre de la futura sociedad comunista; cómo desarrollar la voluntad, la memoria, ser atento; qué es la conciencia, el deber y el amor desde el ángulo de la ciencia psicológica; puede el pensamiento transmitirse a distancia; qué es el sueño; tienen conciencia el perro y la hormiga, y otras muchas cosas?

Este libro no es un manual de psicología ni siquiera una exposición popular de
verdades muy conocidas hace tiempo.
Su autor, notable psicólogo, ha reunido en él numerosas cuestiones que interesan a
la juventud, y en relatos cortos, entretenidos y accesibles, ha dado respuestas a
ellas desde la posición de los conocimientos modernos.
En efecto, ¿a quién no le interesa hoy cómo debe ser el hombre de la futura
sociedad comunista; cómo desarrollar la voluntad, la memoria, ser atento; qué es la
conciencia, el deber y el amor desde el ángulo de la ciencia psicológica; puede el
pensamiento transmitirse a distancia; qué es el sueño; tienen conciencia el perro y
la hormiga, y otras muchas cosas?

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<strong>Psicologia</strong> <strong>recreativa</strong> www.librosmaravillosos.com <strong>Konstantin</strong> <strong>Platonov</strong><br />

Los diferentes pueblos usaban distintos procedimientos para descubrir a las<br />

personas de conciencia negra. El relato de cómo un ladrón se agarró a su sombrero<br />

cuando un juez sabio gritó: "¡El sombrero del ladrón está ardiendo!", se encuentra<br />

con diversas variantes en la épica de muchos pueblos.<br />

En el pasado, una tribu india tenía la siguiente costumbre. El juez dirigía al<br />

sospechoso de robo algunas palabras que guardaban una relación directa con la<br />

causa que se estaba viendo: "ha robado dinero" o "el monedero", el nombre de la<br />

víctima, la cantidad de dinero, etc. El acusado debía responder en seguida usando la<br />

primera palabra que se le ocurriese y al mismo tiempo golpear muy flojo en un<br />

gong, tan flojo que sólo el juez lo oyese, y no la gente que estaba apartada. Si la<br />

persona era en efecto culpable, debía, mientras respondía al juez la palabra que le<br />

inquietaba, golpear maquinalmente más fuerte, y la gente oía cómo el gong<br />

acusaba al ratero.<br />

Los chinos tenían también antaño una costumbre parecida. Durante el juicio, el<br />

acusado mantenía un puñado de arroz seco en su boca. Si después de escuchar la<br />

acusación escupía el arroz seco, lo reconocían culpable. Esta costumbre tiene<br />

asimismo como trastienda la psicología. El miedo experimentado por el hombre<br />

causa una serie de cambios somáticos, uno de los cuales es la disminución de la<br />

secreción salival, se "seca la boca". Por eso, si el ladrón teme ser descubierto su<br />

boca empieza a secarse y el arroz en ella permanece seco.<br />

Tales "veredictos de los dioses" podían ser eficaces sólo respecto a los acusados que<br />

creían profundamente en su inocencia. El arroz quedará también seco en la persona<br />

que teme ser injustamente condenada como resultado de un error de la justicia. Por<br />

esa misma causa inducen a error los denominados "detectores de la mentira",<br />

empleados en el procedimiento judicial de algunos países. Dichos aparatos registran<br />

con exactitud los cambios del pulso y de la respiración bajo la influencia de las<br />

emociones, pero no pueden revelar si esas emociones son motivadas por el<br />

recuerdo del delito, el temor a ser condenado inocentemente, etc.<br />

13. Quién ama la música<br />

Un amigo mío consideraba que la ópera era el ruido más costoso imaginable. Pocos<br />

serán, naturalmente, los que compartan esa opinión. Sin embargo, no todos aman<br />

Colaboración de Sergio Barros 239 Preparado por Patricio Barros

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