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Psicologia recreativa - Konstantin Platonov-

Este libro no es un manual de psicología ni siquiera una exposición popular de verdades muy conocidas hace tiempo. Su autor, notable psicólogo, ha reunido en él numerosas cuestiones que interesan a la juventud, y en relatos cortos, entretenidos y accesibles, ha dado respuestas a ellas desde la posición de los conocimientos modernos. En efecto, ¿a quién no le interesa hoy cómo debe ser el hombre de la futura sociedad comunista; cómo desarrollar la voluntad, la memoria, ser atento; qué es la conciencia, el deber y el amor desde el ángulo de la ciencia psicológica; puede el pensamiento transmitirse a distancia; qué es el sueño; tienen conciencia el perro y la hormiga, y otras muchas cosas?

Este libro no es un manual de psicología ni siquiera una exposición popular de
verdades muy conocidas hace tiempo.
Su autor, notable psicólogo, ha reunido en él numerosas cuestiones que interesan a
la juventud, y en relatos cortos, entretenidos y accesibles, ha dado respuestas a
ellas desde la posición de los conocimientos modernos.
En efecto, ¿a quién no le interesa hoy cómo debe ser el hombre de la futura
sociedad comunista; cómo desarrollar la voluntad, la memoria, ser atento; qué es la
conciencia, el deber y el amor desde el ángulo de la ciencia psicológica; puede el
pensamiento transmitirse a distancia; qué es el sueño; tienen conciencia el perro y
la hormiga, y otras muchas cosas?

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<strong>Psicologia</strong> <strong>recreativa</strong> www.librosmaravillosos.com <strong>Konstantin</strong> <strong>Platonov</strong><br />

interrumpido rápidamente por la sugestión: "¡Usted me ha comprendido mal!<br />

¡Duerma tranquila!"<br />

Esos dos casos demuestran que si las cualidades morales de la persona, en<br />

particular- su conciencia, están bien desarrolladas, son más fuertes que la sugestión<br />

en la hipnosis.<br />

21. La fuerza de la mirada<br />

Un conocido mío decía que mirando a la nuca de una persona podía obligarla a<br />

volverse.<br />

— Pruebe —le dije.<br />

Examinando inadvertidamente por detrás a su amiga, él fijó la vista en su nuca. Y,<br />

en efecto, al cabo de cierto tiempo la mujer se dio la vuelta, diciendo:<br />

— ¿Qué soplas ahí?<br />

El rostro triunfante del "hipnotizador" palideció de golpe. Eso era una refutación<br />

convincente de la fe muy extendida, pero infundada, en la "fuerza de la mirada".<br />

Cuente el número de casos en que la persona que está sentada delante de usted,<br />

cuya nuca va a mirar, se vuelve, y luego, el número de sus vecinos que volverá la<br />

cabeza durante el mismo tiempo. Si el número de observaciones es bastante<br />

grande, no habrá diferencia, siempre que, naturalmente, no empiece usted a soplar<br />

en la nuca de las personas, como mi conocido, o a pisarle los talones o a atraer de<br />

alguna manera la atención de un sujeto de experimentación produciendo en éste el<br />

reflejo de orientación que Pavlov llamó reflejo de "¿qué es esto?<br />

El ojo humano está ya bastante bien estudiado, para asegurar que él no emite<br />

nada.<br />

¿Quizá eso es telepatía?<br />

Mas si la telepatía existe, es como una excepción rarísima. Por eso, la opinión de<br />

que cualquier persona puede obligar con la mirada a volverse, no es sino una<br />

superstición.<br />

22. Cómo se leen los pensamientos<br />

La primera variante de este relato era distinta, pero mi joven amigo Güera, a quien<br />

rogué leer el manuscrito, dijo:<br />

Colaboración de Sergio Barros 34 Preparado por Patricio Barros

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