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Psicologia recreativa - Konstantin Platonov-

Este libro no es un manual de psicología ni siquiera una exposición popular de verdades muy conocidas hace tiempo. Su autor, notable psicólogo, ha reunido en él numerosas cuestiones que interesan a la juventud, y en relatos cortos, entretenidos y accesibles, ha dado respuestas a ellas desde la posición de los conocimientos modernos. En efecto, ¿a quién no le interesa hoy cómo debe ser el hombre de la futura sociedad comunista; cómo desarrollar la voluntad, la memoria, ser atento; qué es la conciencia, el deber y el amor desde el ángulo de la ciencia psicológica; puede el pensamiento transmitirse a distancia; qué es el sueño; tienen conciencia el perro y la hormiga, y otras muchas cosas?

Este libro no es un manual de psicología ni siquiera una exposición popular de
verdades muy conocidas hace tiempo.
Su autor, notable psicólogo, ha reunido en él numerosas cuestiones que interesan a
la juventud, y en relatos cortos, entretenidos y accesibles, ha dado respuestas a
ellas desde la posición de los conocimientos modernos.
En efecto, ¿a quién no le interesa hoy cómo debe ser el hombre de la futura
sociedad comunista; cómo desarrollar la voluntad, la memoria, ser atento; qué es la
conciencia, el deber y el amor desde el ángulo de la ciencia psicológica; puede el
pensamiento transmitirse a distancia; qué es el sueño; tienen conciencia el perro y
la hormiga, y otras muchas cosas?

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<strong>Psicologia</strong> <strong>recreativa</strong> www.librosmaravillosos.com <strong>Konstantin</strong> <strong>Platonov</strong><br />

— ¡Rostropóvich toca muy bien! Se ha sumergido en la música. Es un músico<br />

formidable. En sus manos, el violoncelo parece que canta a veinte voces.<br />

— Es cierto. En general, muchachos, todo esto es magnífico. Vamos como lavados<br />

con música.<br />

Causaba alegría oír esas palabras. Es decir, la gente necesitaba ese festival".<br />

Al pie de esa reseña periodística figuraba esta firma: "Corresponsal especial de<br />

Izvestia.<br />

La he transcrito de punta a cabo, sin modificar nada. Pienso que no hacen falta<br />

explicaciones.<br />

18. La "Apassionata"<br />

Gorki contaba que un día, mientras escuchaba la sonata de Beethoven, Lenin dijo:<br />

— No conozco nada mejor que la Apassionata. Estoy dispuesto a escucharla todos<br />

los días. Es una música admirable, sobrehumana. Yo siempre pienso con orgullo,<br />

quizá ingenuo: ¡qué maravillas pueden hacer los hombres!<br />

Y, entornando sus ojos, sonrió y añadió triste:<br />

— Pero no puedo escuchar música con frecuencia, actúa sobre mis nervios. Uno<br />

quiere decir necedades agradables y acariciar la cabeza a los hombres que, viviendo<br />

en un infierno inmundo, pueden crear tal belleza. Pero hoy no se puede acariciar la<br />

cabeza a nadie, porque te morderían la mano...<br />

19. La alegría de la victoria<br />

Dos ciervos, enganchándose con los cuernos, luchan por una hembra que está al<br />

lado. El vencedor parte con ella a crear familia. Dotando con sus sentimientos a los<br />

animales, el hombre del pasado remoto les atribuía la alegría de la victoria.<br />

El ciervo vencedor no experimenta, de hecho, otra emoción que el aplacamiento de<br />

la furia que le dominaba durante la pelea. La abeja no siente alegría por la celda<br />

bien hecha. Ya en la época en que el hombre, en su desarrollo, se apartó el primer<br />

paso del mono, empezó a contraponerse a la naturaleza, tratando de dominarla.<br />

Todo o casi todo lo que conseguía hacer en ese sentido se hallaba relacionado con la<br />

satisfacción de alguna necesidad y le producía un sentimiento de placer, de alegría:<br />

Colaboración de Sergio Barros 246 Preparado por Patricio Barros

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