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Psicologia recreativa - Konstantin Platonov-

Este libro no es un manual de psicología ni siquiera una exposición popular de verdades muy conocidas hace tiempo. Su autor, notable psicólogo, ha reunido en él numerosas cuestiones que interesan a la juventud, y en relatos cortos, entretenidos y accesibles, ha dado respuestas a ellas desde la posición de los conocimientos modernos. En efecto, ¿a quién no le interesa hoy cómo debe ser el hombre de la futura sociedad comunista; cómo desarrollar la voluntad, la memoria, ser atento; qué es la conciencia, el deber y el amor desde el ángulo de la ciencia psicológica; puede el pensamiento transmitirse a distancia; qué es el sueño; tienen conciencia el perro y la hormiga, y otras muchas cosas?

Este libro no es un manual de psicología ni siquiera una exposición popular de
verdades muy conocidas hace tiempo.
Su autor, notable psicólogo, ha reunido en él numerosas cuestiones que interesan a
la juventud, y en relatos cortos, entretenidos y accesibles, ha dado respuestas a
ellas desde la posición de los conocimientos modernos.
En efecto, ¿a quién no le interesa hoy cómo debe ser el hombre de la futura
sociedad comunista; cómo desarrollar la voluntad, la memoria, ser atento; qué es la
conciencia, el deber y el amor desde el ángulo de la ciencia psicológica; puede el
pensamiento transmitirse a distancia; qué es el sueño; tienen conciencia el perro y
la hormiga, y otras muchas cosas?

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<strong>Psicologia</strong> <strong>recreativa</strong> www.librosmaravillosos.com <strong>Konstantin</strong> <strong>Platonov</strong><br />

Ese problema lo viene resolviendo el hombre desde tiempos inmemoriales en el<br />

llamado arte ornamental, al que pertenece, en particular, el colorido de los papeles<br />

y del percal. Suele decirse que en la música la melodía concuerda con el dibujo, y la<br />

armonía, con los colores. El buen ornamento a veces actúa sobre nosotros como la<br />

música. No es fortuito que ahora se esté buscando una nueva forma de arte —la<br />

música de color—, cuyas bases sentó hace tiempo el compositor ruso Alexander<br />

Scriabin (1872-1915).<br />

El ornamento activa nuestra fantasía y por’ asociación puede suscitar imágenes no<br />

representadas directamente en él. Cuando se eligen los colores primaverales,<br />

alegres, de los papeles de empapelar en lugar de los sombríos que gustaron a los<br />

constructores, nadie afirma que en ellos está representada la primavera. Ellos<br />

pueden recordar a algunas personas su infancia. Aunque no sería una mala idea dar<br />

nombres a los papeles, como está admitido para los perfumes, polvos y cremas.<br />

La búsqueda de lo sensacional, que siempre mata el arte verdadero, es el segundo<br />

aspecto psicológico del abstraccionismo. Precisamente la sensación obliga al<br />

"artista" a poner en un marco un trozo de ornamento, a veces agradable para el<br />

ojo, y darle un nombre chillón, que mete al espectador en un callejón sin salida.<br />

Precisamente la moda obliga a la gente poco inteligente a admirarse de los dibujos<br />

de un mono que extiende las pinturas por el lienzo, o de un asno que pintarrajea<br />

con el rabo. Pero lo principal reside en que dicho principio obliga a los pintores de<br />

brocha gorda más reaccionarios a compararse con tales animales, que no<br />

comprenden lo que pintan.<br />

15. El "poeta"<br />

Mofándose de los poetas abstraccionistas, el escritor checo Karel Chapek cuenta<br />

cómo el comisario de policía Meislik descubrió, por un procedimiento no muy<br />

habitual, el número de la matrícula de un automóvil que se ocultó después de<br />

atropellar una madrugada a una anciana borracha.<br />

Chapek describe así el interrogatorio del poeta Nerad, testigo del accidente.<br />

— Recuerde algún detalle, algún pormenor —insistía Meislik.<br />

— ¡Cómo voy a recordarme! —sorprendióse, asustado, Nerad—. Yo nunca reparo en<br />

los detalles.<br />

Colaboración de Sergio Barros 242 Preparado por Patricio Barros

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