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las respuestas religiosas ante las plagas del ... - e-Spacio - UNED

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Después de esto, y de otras oraciones, en <strong>las</strong> que también se pedía protección<br />

específica contra <strong>las</strong> tempestades, se debía asperjar agua bendita sobre los vegetales<br />

allí presentados 245 . Relacionado con este ritual, hay que hacer mención necesaria <strong>del</strong><br />

simbolismo que suponía la actuación como portadores de los vegetales a bendecir por<br />

niños pequeños, con su pureza e inocencia, en otras ceremonias populares llevadas a<br />

cabo en otras partes <strong>del</strong> año 246 .<br />

La segunda fecha en que se realizaba esta ceremonia era el Domingo de Ramos,<br />

momento en que la inmensa mayoría de <strong>las</strong> localidades buscaban la protección divina<br />

para aquellos elementos –cruces y vegetales- con los que se deseaba resguardar <strong>las</strong><br />

heredades.<br />

El rito llevado a cabo en esta fecha se componía de dos grandes partes. La primera<br />

era la propia bendición de los vegetales en la iglesia, que debía tener una fórmula<br />

parecida en esencia a la <strong>ante</strong>s descrita. La segunda comenzaba con la distribución de<br />

gran número de palmas y ramas de olivo entre la gente, iniciándose a continuación una<br />

procesión. En ella, según el Ritual Romano, debía ir abriendo paso un eclesiástico que<br />

portara un incensario hume<strong>ante</strong>, seguido de una serie de acólitos con can<strong>del</strong>abros y<br />

cande<strong>las</strong> encendidas, y <strong>del</strong> subdiácono llevando la cruz procesional. Detrás, iría el resto<br />

<strong>del</strong> clero, quedando para el final el ministro celebr<strong>ante</strong>, con el diácono a su izquierda, y el<br />

conjunto <strong>del</strong> pueblo. Parece que en el transcurso de la procesión, que, probablemente,<br />

se limitaría al recinto urbano, se cantaban una serie de antífonas.<br />

Una vez regresada la procesión a la iglesia, dos o cuatro de <strong>las</strong> personas<br />

encargadas de cantar dur<strong>ante</strong> la ceremonia, entraban en la iglesia y, cerrada la puerta<br />

de ésta y vueltos hacia donde estaba la procesión esperando fuera, recitaban una serie<br />

de oraciones de alabanza hacia Dios, que eran repetidas por el sacerdote y otros<br />

cantores al otro extremo de la puerta. Después de finalizado esto, el subdiácono<br />

245 Rituale Romanum, en Solans..., Tomo II, Título VIII, Capítulo I, Artículo 144, pp. 252-253.<br />

246 (cit. en Enrique Casas Gaspar, Ritos Agrarios. Folklore campesino español, Madrid,<br />

Editorial Escelicer SL, 1950, p. 88).<br />

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