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las respuestas religiosas ante las plagas del ... - e-Spacio - UNED

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4.3. CAUSALIDAD DIABÓLICA<br />

4.3.1. INTRODUCCIÓN<br />

A lo largo de la historia, en toda época y grados de civilización, <strong>las</strong> enfermedades,<br />

<strong>las</strong> catástrofes climáticas o <strong>las</strong> <strong>plagas</strong> agríco<strong>las</strong> fueron atribuidas también a oscuras<br />

fuerzas sobrenaturales, malignas y vengativas. En el caso <strong>del</strong> cristianismo hispano –al<br />

igual que en el rest<strong>ante</strong> europeo-, éstas se concretaron, casi desde el principio, en la<br />

figura <strong>del</strong> demonio –un ángel caído en su rebelión contra Dios- 149 , quien era ayudado<br />

convenientemente en la Tierra por agentes también <strong>del</strong> mal, como fueron,<br />

fundamentalmente, los brujos y los hechiceros.<br />

A pesar <strong>del</strong> rechazo y miedo que provocaban en la sociedad, demonios y ministros<br />

demoníacos tuvieron hasta el siglo XIV una existencia relativamente tranquila en cuanto<br />

al tratamiento artístico, literario y de represión social y religiosa. Pero la concatenación<br />

de catástrofes naturales, sociales y <strong>religiosas</strong> que se abatieron a partir de ese siglo en<br />

Europa Occidental -empezando por la peste-, los miedos escatológicos y el proceso de<br />

creación de los Estados Nacionales, supusieron un viraje dramático a la cuestión, y<br />

abrieron una nueva etapa en la que, por una parte, la figura de Satán se fue agigantando<br />

en todos los órdenes de la vida y, por otra, el combate al fenómeno brujeril fue en<br />

ascenso lento, pero inexorable 150 .<br />

Nos hallamos, así pues, con una existencia extraordinariamente viva y real de<br />

demonios y brujas en todos los ámbitos de la vida, aun cuando la visión que de ellos<br />

tiene el conjunto de la sociedad sea contrapuesta. Por una parte, se encuentra la cultura<br />

elitista, formada por import<strong>ante</strong>s cargos y figuras <strong>del</strong> Estado y la Iglesia, para la que <strong>las</strong><br />

diferentes catástrofes naturales acaecidas, incluidas <strong>las</strong> <strong>plagas</strong>, podían ser causadas por<br />

el demonio per se, o a través de sus ministros, en el contexto de una conspiración<br />

diabólica urdida desde el comienzo de los tiempos para dañar materialmente al hombre<br />

149 En los siglos III y IV d. C. aparecen una serie de creencias, aletargadas hasta entonces, que invaden el<br />

mundo cristiano de elementos fantásticos. Así, el pensamiento que sobre el demonio tenían judíos, griegos y<br />

mesopotámicos, fue aceptado sin vacilar, introduciéndose una cosmología en la que unos seres espirituales,<br />

<strong>del</strong> bien –ángeles- y <strong>del</strong> mal –demonios- poblaban la tierra y el cielo, Francisco Flores Arroyuelo, El diablo<br />

en España, Madrid, Alianza Editorial, Colección El Libro de Bolsillo, 1985, p. 127.<br />

150 Delumeau, El miedo..., pp. 361-573.<br />

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