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nalgures - Asociación Cultural de Estudios Históricos de Galicia

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El “parti pris” <strong>de</strong> Sir John Moore, apuntes para el estudio <strong>de</strong> la Guerra <strong>de</strong> la In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia<br />

Otro rasgo característico <strong>de</strong> esta retirada, y muy repetido en las crónicas por su interés humano,<br />

fue la penosidad y el sufrimiento añadido que supuso la presencia <strong>de</strong> numerosísimas<br />

mujeres y niños acompañando a la tropa, según era costumbre en los ejércitos británicos,<br />

también aunque en menor medida en los franceses y españoles, hasta bien entrado el siglo<br />

XIX. Al parecer en esta ocasión y pese a los intentos en contra <strong>de</strong> Moore, siguieron al ejército<br />

mas <strong>de</strong> mil mujeres y niños, muchos <strong>de</strong> los cuales <strong>de</strong>bieron ser abandonados en Astorga,<br />

don<strong>de</strong> cayeron en po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> los franceses. Las escenas retratadas por los cronistas directos<br />

reflejan siempre un hondo patetismo, base <strong>de</strong> otros relatos, tal vez interesados, como el <strong>de</strong>l<br />

poeta Southey que, como es sabido, no era precisamente un admirador <strong>de</strong> Sir John Moore:<br />

“Mujeres y niños acompañaban a este infortunado ejército; algunos murieron <strong>de</strong> frío en los<br />

carros <strong>de</strong> equipaje, que se habían <strong>de</strong>strozado o <strong>de</strong>jado abandonados en el camino por falta<br />

<strong>de</strong> ganado; algunas murieron <strong>de</strong> fatiga y frío, mientras que sus hijos trataban <strong>de</strong> mamar <strong>de</strong><br />

su pecho agotado. Una mujer fue sorprendida por el parto, en el camino por la montaña; se<br />

acostó buscando el refugio <strong>de</strong> un recodo más protegido <strong>de</strong>l viento y la lluvia helada que el<br />

resto <strong>de</strong> la carretera. Fue encontrada muerta allí con los dos niños que había traído al<br />

mundo agitándose sobre la nieve. Una manta arrojada sobre ella, para cubrirla <strong>de</strong> la vista,<br />

fue la única tumba que se le pudo proporcionar. Los niños fueron entregados a una mujer<br />

que llegó en uno <strong>de</strong> los carros <strong>de</strong> bueyes” 70 .<br />

En todo este tiempo <strong>de</strong> movimiento retrógrado hacia Benavente y Astorga, resultó <strong>de</strong>cisiva<br />

la labor <strong>de</strong> contención efectuada por la caballería <strong>de</strong> Lord Paget, que combatía sin dudarlo al<br />

enemigo en cuanto tenía ocasión y todo ello pese a la manifiesta ineptitud <strong>de</strong> Sla<strong>de</strong>, comandante<br />

<strong>de</strong> su segunda brigada. No en vano Lord Paget, luego héroe <strong>de</strong> Waterloo, estaba consi<strong>de</strong>rado<br />

como uno <strong>de</strong> los mejores jefes <strong>de</strong> caballería <strong>de</strong> Europa. Causar inseguridad en el<br />

ejército perseguidor francés fue, en gran parte, obra suya y <strong>de</strong> la reserva <strong>de</strong> infantería, mandada<br />

a la sazón por su hermano. Una <strong>de</strong> estas acciones especialmente notables tuvo lugar en<br />

Benavente don<strong>de</strong> Lord Paget al frente <strong>de</strong> sus Húsares y Dragones (ingleses y alemanes <strong>de</strong> la<br />

K.G.L.) <strong>de</strong>rrotó a más <strong>de</strong> 500 hombres <strong>de</strong> la élite <strong>de</strong> la caballería francesa, los cazadores <strong>de</strong><br />

la Guardia Imperial, que había cruzado el Esla tras ellos, <strong>de</strong>jando sobre el campo más <strong>de</strong><br />

medio centenar <strong>de</strong> muertos y heridos y apresando a 70 más, entre ellos a su jefe, el valeroso<br />

general Lefebvre-Desnouettes, luego honrosamente tratado por Moore, quien le regaló el<br />

sable que se había traído <strong>de</strong> la India. De igual importancia resultó la misión <strong>de</strong> las brigadas<br />

ligeras, mientras acompañaron al grueso <strong>de</strong> las fuerzas antes <strong>de</strong> tomar el camino <strong>de</strong> Orense y<br />

Vigo. Estas tropas tan caras a Moore, la mayoría formadas y entrenadas por él mismo en<br />

Shorncliffe, fueron las encargadas <strong>de</strong> cubrir la retirada hasta el último momento, como hizo<br />

el valeroso Robert Craufurd en el puente <strong>de</strong> Castro Gonzalo, soportando bajo la lluvia las<br />

cargas <strong>de</strong> los cazadores franceses, hasta que pudo ser minado por los ingenieros. Pese a<br />

todos estos esfuerzos, la progresión <strong>de</strong> la tenaza que Napoleón había dispuesto en torno a los<br />

ejércitos <strong>de</strong> Moore y La Romana era inexorable. De hecho, en opinión <strong>de</strong> los franceses, los<br />

ingleses marchaban bajos <strong>de</strong> moral y sobrecargados: “El general Moore llevaba un ejército<br />

70 Cit. Ana URGORRI RODRÍGUEZ, op. cit., pág. 345.<br />

NALGURES • TOMO II • AÑO 2005 303

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