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Prácticas de lectura y escritura - Universidades Lectoras

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<strong>de</strong>scribir el modo en que nos hemos visto atrapados por la<br />

<strong>lectura</strong>. En nuestro caso, el hábito <strong>de</strong> leer, admitiendo la<br />

influencia que el sistema educativo pudiera haber tenido<br />

en la adquisición <strong>de</strong> dicho hábito, fue fraguándose en estos<br />

primeros momentos más bien al hilo <strong>de</strong> nuestras <strong>lectura</strong>s<br />

veraniegas y, por tanto, casi <strong>de</strong> modo marginal al sistema<br />

educativo, es <strong>de</strong>cir, muy alejado <strong>de</strong>l canon clásico y, me<br />

atrevería a <strong>de</strong>cir, si no fuera porque mis primeras <strong>lectura</strong>s<br />

poéticas fueron escolares, que también fueron tangenciales<br />

al canon <strong>de</strong> aula. Todavía recuerdo las <strong>lectura</strong>s que <strong>de</strong><br />

niño me hacía mi abuela: fragmentos <strong>de</strong> la Biblia: Caín y<br />

Abel, o José vendido por un plato <strong>de</strong> lentejas. Después, en<br />

el bachillerato, aún conservo, en una edición minúscula,<br />

“El diablo cojuelo”, que <strong>de</strong>bí leer en los primeros cursos <strong>de</strong><br />

bachillerato en algún verano en la sierra <strong>de</strong> Granada. Esto<br />

es: las <strong>lectura</strong>s que inauguran mi genealogía como lector<br />

tienen que ver con los ratos <strong>de</strong> ocio junto a mi abuela o con<br />

las <strong>lectura</strong>s veraniegas, más que con una programación escolar<br />

o con el canon aceptado, y son fruto más bien <strong>de</strong> las<br />

creencias religiosas <strong>de</strong> mi familia o <strong>de</strong>l azar en forma <strong>de</strong><br />

unas vacaciones <strong>de</strong> verano y <strong>de</strong> una colección literaria que<br />

cabía en cualquier bolsillo minúsculo. Mi iniciación en la<br />

<strong>lectura</strong> fue, por tanto, más fruto <strong>de</strong>l azar y <strong>de</strong> la emoción<br />

que me produjeron estas primeras <strong>lectura</strong>s que <strong>de</strong> un cálculo<br />

personal o académico. Participé <strong>de</strong> la pasión <strong>de</strong> Cirano<br />

al contemplar el microscopio con que estos escritores diseccionan<br />

la realidad antes <strong>de</strong> <strong>de</strong>scubrir y analizar en qué<br />

consistían las técnicas o la fábula que me habían hecho<br />

admirar aquellas primeras <strong>lectura</strong>s por mí seleccionadas.<br />

Frente a la literatura puramente <strong>de</strong>notativa que tuve<br />

que leer en el sistema educativo, en esta <strong>lectura</strong> <strong>de</strong> El diablo<br />

cojuelo, como en otras novelas picarescas que leí <strong>de</strong>s-<br />

Gabriel Núñez<br />

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