Sección Segunda: Los Actores del Conflito - DHnet
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LOS ACTORES ARMADOS<br />
mero mayor. Cuando los sinchis llegaban a un poblado o llevaban a cabo una incursión, siempre lo hacían en<br />
grupos pequeños, no más de ocho o nueve hombres armados, además <strong>del</strong> piloto <strong>del</strong> helicóptero. 136<br />
Como la mayor parte de sinchis era costeña, para ellos llegar a Ayacucho significó un encuentro con un<br />
otro —el poblador andino y quechuahablante— con una trayectoria cultural distinta. Del mismo modo, la<br />
población local vio a estos policías como extranjeros. En su descripción, cuentan que «eran altos y blancos;<br />
parecían americanos y estaban uniformados, camuflados. A ellos les decían los sinchis». 137<br />
A medida que la situación se fue agravando, se envió un mayor número de sinchis a la zona. El personal<br />
provenía directamente de la base de Mazamari y de algunas comandancias de Lima. En la práctica, los miembros<br />
de las Fuerzas Policiales se quedaban más tiempo <strong>del</strong> previsto inicialmente (tres meses) por insuficiencia<br />
de personal. 138 Con esta situación, se produjo una sobrexposición <strong>del</strong> personal —predominantemente costeño<br />
y mestizo— a un entorno que sentían bastante hostil y ajeno. Por su formación contrasubversiva, las acciones<br />
<strong>del</strong> PCP-SL les resultaron totalmente ajenas a lo que ellos esperaban de un grupo subversivo. El PCP-SL atacaba<br />
a traición, de manera inesperada; no tenía campamentos ni se desplazaba en columnas. «Era diferente la<br />
forma como Sendero [Luminoso] se manifestaba, [...] una cosa atípica, novedosa podemos decir. <strong>Los</strong> procedimientos,<br />
las técnicas, su trabajo con la población era diferente. El guerrillero <strong>del</strong> MIR [Movimiento de Izquierda<br />
Revolucionaria] es un guerrillero; yo lo considero un guerrillero romántico». 139<br />
Tampoco se podía diferenciar a los miembros <strong>del</strong> PCP-SL <strong>del</strong> resto de la población, porque no usaban uniforme.<br />
Esto último implicó un cambio en la relación entre los policías y la sociedad; pues, al no poder diferenciar<br />
a unos de otros, todos se convirtieron en sospechosos y potenciales terroristas. Si ya existían distancias<br />
entre los policías y la población, éstas se acentuaron con el proceso de violencia:<br />
Eso es lo que genera el cambio de actitud de la policía frente a la población. La policía se vuelve desconfiada, se<br />
vuelve temerosa; porque no sabe si está hablando con alguien y ése es un terrorista que lo está observando, que<br />
lo está viendo y lo está conociendo; en fin, [si está] averiguando algo y que después lo va a atacar. Entonces, ésa<br />
es una de las consecuencias fatales —podemos decir— que estamos viviendo actualmente y que todavía no logra<br />
superarse de que la policía se haya aislado, se haya retirado de la población. 140<br />
En sus visitas a los poblados, que podían ser de horas o días, desplegaban toda una parafernalia de poder y<br />
desarrollaban una serie de rutinas físicas de carácter disuasivo. Vistiendo sus uniformes camuflados con una<br />
insignia en forma de ala en el pecho (emblema de los paracaidistas) y cargando un fusil M1, salían a correr por<br />
los alrededores. Durante la calistenia hacían vivas y entonaban canciones de guerra, cuyo propósito era amedrentar<br />
a los militantes <strong>del</strong> PCP-SL y a la población civil, a la que veían como cómplice de esta agrupación subversiva.<br />
141 De una presentación inicial amistosa, pasaron con frecuencia a los abusos y violaciones a los derechos<br />
humanos. En la base de datos de la CVR, abundan testimonios que dan cuenta de esto. Por ejemplo, una testigo<br />
cuenta que, en septiembre de 1982, los sinchis llegaron a Chalcos (Sucre, Ayacucho) en dos helicópteros. Éstos se<br />
presentaron a la población como protectores. «Dijeron que no les tengamos miedo que habían venido a resguardarnos,<br />
a cuidarnos, que confiemos en ellos». 142 Organizaron campeonatos deportivos. «Parecían un protector,<br />
un amigo para nosotros». 143 Pero, al término de dos semanas, empezaron a emborracharse con los licores disponibles<br />
en el pueblo y capturaron a un grupo de profesores, a los que sin ninguna prueba acusaron de ser terroristas.<br />
Luego de detenerlos y golpearlos por varias horas, les dijeron: «Si quieren irse, corran, escápense por donde<br />
puedan». 144 <strong>Los</strong> profesores corrieron y los sinchis les dispararon a mansalva; todos murieron.<br />
136 <strong>Los</strong> Bell UH1 no tenían capacidad para un mayor número de gente.<br />
137 CVR. Testimonio 100255.<br />
138 CVR. Entrevista. 9 de septiembre de 2002. General GC (r), ex sinchi. «No se pudo hacer los relevos en el tiempo indicado. ¿Por qué?<br />
Porque no teníamos gente [...] Escasamente llegábamos a tres compañías, porque eran dos compañías operativas y una compañía de<br />
apoyo». Esto se debe a que la 48ª Comandancia de los sinchis no contaba más que con 250 agentes (CVR. Entrevista. 9 de septiembre de<br />
2002. General GC (r), ex sinchi; coronel PIP (r) en Seminario interno PNP 7.6.02).<br />
139 CVR. Entrevista. 9 de septiembre de 2002. General GC (r), ex sinchi.<br />
140 CVR. Entrevista. 9 de septiembre de 2002. General GC (r), ex sinchi.<br />
141 Estas distancias entre policías y la población se acrecentaban por otros hechos como el creciente sentimiento a favor <strong>del</strong> PCP-SL de un<br />
gran número de ayacuchanos, que se evidenció, por ejemplo, en el entierro multitudinario de Edith Lagos.<br />
142 CRV. Testimonio 100483.<br />
143 CVR. Testimonio 100483.<br />
144 CVR. Testimonio 100483.<br />
TOMO II PÁGINA 107