Sección Segunda: Los Actores del Conflito - DHnet
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LOS ACTORES ARMADOS<br />
basado no en el respeto a los derechos básicos de las personas sino en la visión de una sociedad supuestamente<br />
perfecta que construirían mediante la violencia. Una segunda razón para señalar la «guerra popular»<br />
<strong>del</strong> PCP-SL como acto criminal deriva <strong>del</strong> tipo de sociedad que el Estado peruano defendía —una sociedad<br />
que respetaba de modo significativo las libertades y derechos básicos de los individuos, en especial el principio<br />
de autodeterminación política—.<br />
Es cierto que el sistema democrático peruano nunca funcionó adecuadamente. Muchas autoridades eran<br />
abusivas y corruptas, grandes sectores de la población <strong>del</strong> país se veían excluidos de la vida política y las<br />
condiciones económicas y sociales impedían que muchos ciudadanos tuviesen acceso a los bienes primarios<br />
necesarios para hacer un uso apropiado de sus libertades. Pero, a pesar de todas estas imperfecciones, el sistema<br />
político peruano permitía que los ciudadanos tuviesen la oportunidad y los medios suficientes para reivindicar<br />
sus intereses por medios no-violentos. Prueba de esto fue el éxito político de la izquierda legal durante<br />
los años ochenta, así como los numerosos paros y huelgas organizados por los movimientos sindicales<br />
durante el mismo período. Y, aunque la legitimidad <strong>del</strong> Estado peruano se vio seriamente afectada durante<br />
los años noventa, a partir <strong>del</strong> golpe de Estado <strong>del</strong> 5 de abril de 1992, ello no le dio tampoco entonces derecho<br />
alguno al PCP-SL a hacer su guerra contraria a los derechos básicos de la población.<br />
El Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) emprendió la lucha armada contra el Estado peruano<br />
al ver que el PCP-SL había conseguido desencadenar una guerra interna, con lo cual ellos creyeron<br />
llegado el momento para emprender su propio proyecto violento. Sus fines políticos fueron más abiertos que<br />
los <strong>del</strong> PCP-SL e intentaron demostrarlo respetando inicialmente las leyes de la guerra, vistiendo uniforme y<br />
dando repetidas señales de estar dispuestos a negociaciones de paz; pero cayeron pronto en graves contradicciones,<br />
pues trataron como enemigos a gobiernos que hacían respetar los derechos básicos y terminaron<br />
uniendo fuerzas a las de los criminales. El MRTA se ofreció como el brazo armado de la izquierda legal, pero<br />
tal pretensión fue rechazada por la izquierda legal misma, ya que el sistema democrático ofrecía las condiciones<br />
básicas para impulsar planes políticos dentro de la legalidad. En cuanto al modo de combatir, el MRTA, a<br />
diferencia <strong>del</strong> PCP-SL, intentó ceñirse inicialmente a los requerimientos de las leyes de la guerra, se abstuvo<br />
de atacar a la población inerme y concentró sus ataques en las fuerzas <strong>del</strong> orden. Sin embargo, en los últimos<br />
años <strong>del</strong> conflicto incurrió también en acciones criminales.<br />
En resumen, la «guerra popular» declarada por el PCP-SL así como la que emprendió poco después el<br />
MRTA fueron ataques contra la paz, la autodeterminación democrática y los derechos fundamentales de los<br />
peruanos. Por ello, el Estado democrático, aunque quedó enfrentado a un enemigo interno, surgido de la propia<br />
población, tuvo en todo momento derecho a defenderse con la fuerza de las armas, porque es justo que un<br />
Gobierno legítimo se defienda de insurrecciones injustas.<br />
Aquí se abren, sin embargo, dos cuestiones que serán abordadas a lo largo <strong>del</strong> presente estudio. Primero,<br />
debemos intentar establecer hasta qué punto las violaciones de derechos básicos de la población cometidas<br />
durante el conflicto por miembros de las Fuerzas Armadas responden a políticas y estrategias generales que<br />
las propiciaran. Segundo, debemos evaluar los daños que les hizo a las instituciones de la seguridad y la defensa<br />
<strong>del</strong> país el régimen de Fujimori, Montesinos y Hermoza Ríos, iniciado en el golpe de Estado <strong>del</strong> 5 de<br />
abril de 1992. Este régimen abusó de la circunstancia de que la población se hallaba necesitada de mayor protección<br />
frente a los avances <strong>del</strong> PCP-SL. Procedió a violar sistemáticamente los derechos básicos de la población,<br />
aprovechando el hecho de que ésta se encontraba bajo fuego de los subversivos y que, por lo tanto, las<br />
fuerzas democráticas no podían llamar a resistir al gobierno golpista, pues éste al menos combatía al enemigo<br />
mayor, es decir, al terrorismo <strong>del</strong> PCP-SL. <strong>Los</strong> peruanos quedaron entre dos fuegos. Ello explica que hayan<br />
aceptado el régimen de Fujimori, pues nadie está obligado a resistir a quien atenta contra sus derechos si es<br />
que resistir implica poner en riesgo la existencia misma.<br />
3.1. 1983-1985: CONFLICTO ARMADO INTERNO NO ASUMIDO<br />
Desde que el PCP-SL inició su guerra revolucionaria contra el Estado peruano, el 17 de mayo de 1980,<br />
transcurrieron dos años y siete meses hasta que el gobierno de Fernando Belaunde Terry ordenó la respuesta<br />
militar. Este plazo parece una dilación si se juzga que se trataba de un enemigo interno que se había declarado<br />
en campaña militar contra el Estado y, además, se propalaba con virulencia en los Andes centrales<br />
usando el terror y la propaganda armada. Pero la decisión de ordenar un esfuerzo nacional de defensa mili-<br />
TOMO II PÁGINA 171